Contacto sangriento (1988)

“Contacto Sangriento” (Bloody Intercourse, en su título original) no es una película que te deje a la puerta abierta, ni mucho menos. Es una obra visceral, brutal y, en cierto modo, desconcertante que se atreve a explorar los límites de la violencia y el choque cultural. Dirigida por Peter Chan, la película se presenta como un thriller de artes marciales con una carga política y social considerable, que, a pesar de sus excesos, logra cautivar por su intensidad y su capacidad para generar una atmósfera opresiva.

La historia, basada en la autobiografía de Frank Dux, es cuanto menos provocadora. La trama, centrada en el torneo secreto del Kumite, se convierte en un vehículo para cuestionar la moralidad de la inteligencia americana y la manipulación de la verdad. La película no se limita a mostrar peleas espectaculares, sino que profundiza en las consecuencias emocionales y psicológicas de la violencia, mostrando el impacto devastador que tiene en los personajes. El giro argumental, revelado al final, es inesperado y desafía las percepciones del espectador, obligándolo a replantearse todo lo que ha visto.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Sonny Chieki como Frank Dux. Chieki transmite la tensión, la determinación y la angustia de un hombre que se ve arrastrado a un mundo de violencia y engaños. El resto del elenco, incluyendo a los rivales de Dux, ofrecen interpretaciones convincentes. Sin embargo, es importante señalar que el ritmo de la película es desigual. Algunas escenas se prolongan innecesariamente, ralentizando el avance de la historia. El uso de la cámara es efectivo para crear una sensación de claustrofobia y amenaza, pero a veces se vuelve demasiado insistente.

La dirección de Peter Chan es, sin duda, el punto fuerte de la película. Su capacidad para crear una atmósfera densa y perturbadora es notable. Las secuencias de lucha son brutales y realistas, evitando el estilo excesivamente coreografiado que a menudo se encuentra en este género. La película se beneficia enormemente de una fotografía oscura y una banda sonora inquietante que amplifican la tensión. No obstante, la película lucha a veces por equilibrar el drama con la acción, y en ocasiones se siente un poco desequilibrada. El guion, aunque impactante en su núcleo, podría haber sido más pulido y menos dependiente de giros argumentales repentinos.

En resumen, “Contacto Sangriento” es una película que, a pesar de sus defectos, merece ser vista. Es una experiencia cinematográfica intensa y memorable que obliga al espectador a confrontar dilemas morales complejos. No es una película fácil de ver, pero sí es una película que te dejará pensando mucho después de que terminen los créditos.

Nota: 7/10