Contra toda ley (1989)

“Contra toda ley” (Against All Odds) no es una obra maestra cinematográfica que cambie la historia del cine, pero sí que logra mantener la atención del espectador gracias a su trama intrincada y un buen puñado de actuaciones convincentes. La película, de ritmo pausado y con un toque de melodrama, se centra en la defensa de Joe Paris, un agente de policía destituido, acusado del asesinato de su ex esposa, una estrella de televisión. La premisa, aunque ya no tan original como en su momento, funciona bien y genera curiosidad sobre la veracidad de las pruebas en contra de París.

La dirección de Peter McDonald es notablemente discreta, evitando los excesos visuales y centrándose en la construcción de la atmósfera. Se presta especial atención a los pequeños detalles, a la iluminación que refleja la tensión y la sensación de peligro latente en cada escena. El director crea un ambiente de opresión, donde la desesperación de Joe y la desconfianza generalizada en torno a él se transmiten con notable efectividad. A pesar de que el estilo visual no es particularmente innovador, es funcional y ayuda a crear un efecto de suspense constante.

El núcleo de la película reside en el desarrollo del personaje de Joe Paris, interpretado con intensidad por Ray Liotta. Liotta ofrece una actuación magistral, transmitiendo la frustración, la ira y el dolor de un hombre que ha perdido todo y que lucha por recuperar su honor y su libertad. Su interpretación está cargada de matices, mostrando tanto la brutalidad inherente a su pasado como la vulnerable humanidad que intenta ocultar. El contraste entre su pasado violento y el intento desesperado de redención es lo que hace que su personaje sea tan atractivo. La química entre Liotta y la joven Jenny Hudson, interpretada por Lindsay Crouse, es otro punto fuerte, aportando un elemento de ternura y esperanza a la historia.

Si bien la trama principal es sólida, el guion presenta algunos momentos un tanto predecibles y la resolución, aunque satisfactoria, no llega a sorprender del todo. Hay ciertas exposiciones que podrían haber sido más sutiles y algunos diálogos que podrían haberse pulido para mejorar el impacto emocional. Sin embargo, la película logra mantener el interés gracias a la complejidad psicológica de los personajes y a la constante tensión que impregna la narrativa. El tema de la corrupción policial y la desconfianza en las instituciones se plantea de forma interesante, aunque no se profundiza en él en exceso. Es una película que se beneficia del buen ritmo, del sólido trabajo actoral y de la atmósfera que logra crear.

Nota: 7/10