Contratiempo (2017)

“Contratiempo”, la película de Marc Webb, no es un thriller que te mantendrá al borde del asiento de manera constante, pero sí logra generar una atmósfera de suspense y paranoia que se instala en el espectador desde sus primeros minutos. La película se centra en Adrián Doria (Juan Diego Botella), un empresario de éxito que, tras un evento trágico, se enfrenta a una acusación de asesinato. La trama se desarrolla de manera magistral, no mediante persecuciones frenéticas ni giros de guion gratuitos, sino a través de la construcción lenta y meticulosa de la incertidumbre. El director logra un control impresionante, jugando con la perspectiva y la desconfianza, obligándote a cuestionar la veracidad de todo lo que ves.

La fortaleza principal de “Contratiempo” reside en la dirección de Webb, quien logra transmitir una sensación palpable de incomodidad y manipulación. La paleta de colores, predominantemente frías y opacas, junto con la banda sonora inquietante, contribuyen a la atmósfera claustrofóbica que envuelve la historia. Se evita la grandilocuencia y la sobreexposición, optando por mostrar la tensión a través de miradas, silencios y pequeñas inconsistencias en el comportamiento de los personajes. Es una película que se disfruta más si te dejas llevar por la atmósfera que crea, en lugar de buscar una explicación lógica a cada detalle.

Juan Diego Botella ofrece una interpretación sólida como Adrián Doria, transmitiendo la fragilidad y la desesperación de un hombre que lucha por mantener su fachada de éxito y control. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en la actuación de Michelle Jenner como Virginia Goodman. Jenner interpreta a la abogada con una naturalidad y sutileza que la convierten en un personaje fascinante y complejo. Su Virginia no es simplemente la "experta en interrogatorios", sino una mujer con sus propios secretos y motivaciones, cuya lealtad y objetivos son constantemente puestos a prueba. La dinámica entre Botella y Jenner es el núcleo de la película, una lucha silenciosa y subestimada por la verdad.

El guion, adaptado de la novela de Harlan Coben, es inteligente y bien construido. Si bien algunos de los finales inesperados podrían parecer un poco forzados para algunos espectadores, la tensión que se genera a lo largo de la narrativa es constante. El guion se centra en el juego psicológico entre los personajes, en la desconfianza y la manipulación, y en la idea de que nadie es quien parece ser. La película no se preocupa por ofrecer respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre la verdad, la percepción y la naturaleza humana. La complejidad de los personajes y sus motivaciones son elementos que enriquecen la trama y la hacen más atractiva a largo plazo. Se nota que el guionista ha puesto especial atención a los detalles, que resultan cruciales para comprender la verdad que se esconde detrás de las apariencias.

Nota: 7.5/10