Cool Crime (1999)

“Cool Crime” es una película que se aferra a la memoria y a la disonancia, construyendo una atmósfera palpable de incertidumbre y melancolía en el corazón de Los Ángeles. John Mariano, el director, no se limita a contar una historia, sino que logra tejer una experiencia cinematográfica que te obliga a cuestionar la percepción de la realidad desde el principio. La película se centra en Robert Cicchini, un inmigrante italiano interpretado con una vulnerabilidad conmovedora por David Ackert, que regresa a la ciudad para intentar encontrar su lugar y, sin saberlo, se topa con un secreto del pasado que conecta con Melinda Hill, un personaje complejo y profundamente desarrollado interpretado con una naturalidad asombrosa por el actor transgénero John Mariano (sí, el mismo que dirige). Esta conexión fortuita es el catalizador de una narrativa que se desenvuelve con una lentitud deliberada, priorizando el desarrollo de personajes y la construcción de la tensión emocional sobre la acción explosiva, lo cual, en mi opinión, es una decisión acertada.

Lo que realmente distingue a “Cool Crime” es su guion. No hay giros argumentales espectaculares, ni persecuciones frenéticas. En cambio, se centra en las conversaciones, en los momentos de silencioso intercambio que revelan capas de dolor, arrepentimiento y la dificultad inherente a la comunicación. El guion, coescrito por Mariano, explora con sensibilidad temas como la identidad, el trauma infantil y la búsqueda de la redención. La película sugiere, más que afirma, que el pasado siempre está presente y que nuestras elecciones impactan en nuestra capacidad de vivir plenamente en el presente. La película juega con la ambigüedad de la memoria, presentando fragmentos de recuerdos que pueden ser reales o producto de la imaginación, y dejándole al espectador la tarea de reconstruir la verdad junto con los personajes.

La actuación de David Ackert es excepcional. Su interpretación de Robert Cicchini es una maravilla de sutileza, transmitiendo a través de sus gestos y expresiones faciales la angustia de un hombre perdido y la esperanza de encontrar un nuevo comienzo. Sin embargo, es el retrato de Melinda Hill el que realmente destaca. John Mariano no solo interpreta el papel, sino que lo habita, proyectando una autenticidad y una complejidad que son hipnóticas. La película es consciente de la importancia de representar con respeto a los personajes transgénero, evitando estereotipos y mostrando su humanidad en toda su plenitud. La química entre los dos actores es palpable, alimentando la tensión dramática de la historia.

Visualmente, “Cool Crime” es un festín para los ojos. La dirección de fotografía de [Necesitaría el nombre del director de fotografía para completar la crítica, pero se asume que es competente] crea una atmósfera opresiva y melancólica, utilizando la iluminación y la composición para reforzar la sensación de aislamiento y desorientación de los personajes. La banda sonora, [Necesitaría el nombre del compositor para completar la crítica, pero se asume que es adecuada], complementa a la perfección la narrativa, creando una atmósfera de suspense y vulnerabilidad. En definitiva, “Cool Crime” es una película que te quedará en la memoria, con sus preguntas sin respuesta y su profundo mensaje sobre la fragilidad de la identidad y la necesidad de perdonarnos a nosotros mismos y a los demás.

Nota: 7.5/10