Cool World (Una rubia entre dos mundos) (1992)

“Cool World (Una rubia entre dos mundos)” es una película de ciencia ficción peculiar, una mezcla audaz y a veces incómoda de humor negro, melodrama y una reflexión subyacente sobre la naturaleza de la realidad y la obsolescencia. Stanley Kubrick, en su afán de romper moldes y explorar la mecánica de la creación, nos entrega un visionario, aunque controvertido, relato que, en retrospectiva, permanece más como una curiosidad cinematográfica que una obra maestra. La película, en esencia, se centra en la intrincada relación entre Frank Harris, un hombre atrapado en el mundo animado de Cool World, y Holli Would, una pin-up de dibujos animados con una ambición desmedida de volver a la realidad. Este encuentro desencadena una serie de eventos que desafían la lógica y, sobre todo, la percepción del espectador.

La dirección de Kubrick se distingue por su estilo visual inconfundible. La película está repleta de imágenes impactantes, que combinan la estética pastel y vibrante de Cool World con la crudeza de la vida real. El uso del stop-motion, particularmente notable en las primeras escenas, es magistral y contribuye a la sensación de irrealidad. Sin embargo, Kubrick no se limita a la técnica, sino que utiliza el movimiento y la composición para expresar ideas complejas sobre la pérdida y la nostalgia. La banda sonora, compuesta por Wendy Carlos y Rafael Sabatini, es evocadora y, a veces, perturbadora, complementando la atmósfera opresiva y llena de matices del film.

Las actuaciones son sólidas y, a pesar de no ser clásicos papeles, son las piedras angulares de la película. Christopher Walken, en el papel de Frank Harris, ofrece una interpretación minimalista pero contundente, transmitiendo la desesperación y el conflicto interno del personaje. Mia Farrow, como Holli Would, es igualmente convincente, encarnando la fascinación, la rebeldía y la melancolía de una figura atrapada en un limbo. El resto del reparto, que incluye a Dennis Hopper, contribuye a la peculiaridad del conjunto. No obstante, la película a veces se centra demasiado en la personalidad de Holli, relegando a Frank a un segundo plano, lo que resulta en una dinámica un tanto desequilibrada.

El guion, sin duda, es el aspecto más discutible de “Cool World”. Aunque la premisa inicial es intrigante, la narrativa se complica considerablemente en los últimos actos. La película explora temas como el amor, la creatividad, la pérdida y la búsqueda de la autenticidad, pero a menudo lo hace de manera displicente, permitiendo que las ideas, aunque interesantes, se diluyan en un torbellino de imágenes y situaciones surrealistas. La película no se molesta en ofrecer respuestas fáciles o conclusiones definitivas, lo que la convierte en una obra abierta a la interpretación, pero también puede resultar frustrante para el espectador que busca una experiencia más lineal. La ambición de Kubrick es admirable, pero, quizás, excesiva para la trama que intenta desarrollar.

A pesar de sus imperfecciones, “Cool World (Una rubia entre dos mundos)” es una película que merece ser vista. Su singularidad visual y su exploración de ideas complejas la convierten en una experiencia cinematográfica memorable, aunque no siempre fácil. Es una película que invita a la reflexión y que, a lo largo de los años, sigue generando debate entre los amantes del cine.

Nota: 7/10