Copperhead (2013)

“Copperhead” se presenta no como una más de las innumerables películas de la Guerra Civil, sino como un intrincado y desgarrador drama que explora las profundas fisuras de la moralidad y la lealtad en tiempos de conflicto. La película, adaptada de la aclamada novela de Harold Frederic, evita el heroísmo simplista y se sumerge en la complejidad emocional de sus personajes, ofreciendo una visión sombría y realista de las consecuencias humanas de la guerra. La dirección de Robert Bayer es sutil pero potente, creando una atmósfera de constante tensión y paranoia que refleja el estado mental de sus protagonistas.

La película se centra en Abner Haya, interpretado magistralmente por Alden Ehrenreich. Haya no es un héroe, ni siquiera un villano en el sentido tradicional. Es un hombre simple, de principios, atormentado por la pérdida y dividido entre su deber, su familia y su conciencia. Ehrenreich entrega una actuación notable, transmitiendo la frustración, la desesperación y la dignidad de Abner con una precisión que va más allá de lo meramente actoral. Lo que realmente brilla es la sutileza con la que transmite las contradicciones internas de Abner, permitiéndonos sentir su dilema de forma visceral. El resto del elenco, con destacadas interpretaciones de Kristine Baranski y Stephen Lang, contribuye a la riqueza emocional de la narrativa. Baranski, en particular, aporta una profundidad sorprendente a su personaje, una mujer que oscila entre la lealtad familiar y la resistencia a la injusticia.

El guion, adaptado de Frederic, no glorifica la guerra, sino que la presenta como un agente destructivo que corroe los valores y la cohesión social. La película evita las grandes batallas y las escenas de acción espectaculares, optando por un enfoque en el drama interpersonal y la exploración psicológica. La historia se desarrolla lentamente, construyendo la tensión a través de conversaciones tensas, miradas significativas y silencios cargados. Es una película que invita a la reflexión, cuestionando la naturaleza de la lealtad y el precio de la disidencia. Bayer maneja la narrativa con un control notable, sabiendo que el poder de la historia reside en los detalles, en las pequeñas decisiones y en el impacto emocional de cada escena. La ambientación es impecable, transportando al espectador a la Nueva York de 1862 con una autenticidad notable, desde la arquitectura hasta la vestimenta y los procedimientos judiciales.

Sin embargo, la lentitud del ritmo podría no ser del gusto de todos los espectadores, y algunos podrían encontrar el final algo ambiguo. No obstante, “Copperhead” es un estudio de personaje y de la moralidad en tiempos de guerra que se aleja de las convenciones del género y ofrece una experiencia cinematográfica profundamente conmovedora y, a la vez, perturbadora. La película logra capturar la esencia de la novela de Frederic, elevándola a una obra que merece ser vista y reflexionada.

Nota: 8/10