Correrías de verano (1978)

“Correrías de verano” (Summer Heat) es un homenaje nostálgico y, a su vez, un delicioso escape a una época dorada del cine de acción, un género que, en su día, dominaba los cines estadounidenses. La película, dirigida por James Fargo, no intenta reinventar la rueda, sino que abraza con entusiasmo y un cariño evidente las convenciones del género, ofreciendo una experiencia cinematográfica similar a un viaje en coche con la banda sonora a tope. La trama, aunque sencilla, sirve como excusa para construir un despliegue visualmente atractivo y una sensación palpable de adrenalina.

Mark Hamill, veterano del género y conocido por su papel en “Star Wars”, se muestra convincente como Kenny Dantley, un joven soñador con pasión por los coches y un espíritu rebelde. Aunque su personaje es quizás un tanto estereotípico, Hamill aporta una autenticidad y un carisma que le dan vida a este tipo de héroe protagonista. Las escenas de persecución son el corazón de la película y Hamill, junto con el resto del reparto juvenil, ofrece un trabajo dinámico y entretenido. La química entre los compañeros es natural y contribuye a la atmósfera desenfadada de la cinta. Sin embargo, algunos diálogos son un poco forzados y resultan predecibles. La caracterización de los personajes secundarios, por su parte, resulta algo superficial, quedando relegados a papeles que sirven para impulsar la acción.

La dirección de James Fargo destaca por su capacidad para crear imágenes impactantes, utilizando la belleza desolada del paisaje del suroeste americano como telón de fondo para las emocionantes carreras de coches. La película está visualmente rica, con planos secuencia elaborados que intensifican la sensación de velocidad y riesgo. La banda sonora, compuesta por música pop de los años 70, es otro de sus puntos fuertes, creando una atmósfera vibrante y llena de energía. La película, a pesar de su trama simple, logra mantener el ritmo a lo largo de su duración, gracias a la habilidad de Fargo para construir la tensión y el suspense. La persecución final, ubicada en Las Vegas, es particularmente espectacular, con una coreografía de coches y efectos especiales que cumplen con las expectativas de un género clásico. No obstante, la película carece de profundidad narrativa y no explora las motivaciones de los personajes más allá de la simple venganza por el robo del coche.

En definitiva, "Correrías de verano" es un producto entretenido y visualmente atractivo para los aficionados al cine de acción clásico y a los vehículos. No es una obra maestra, pero sí un homenaje respetuoso a un género que ha sabido fascinar a varias generaciones. Es un filme que invita a desconectar, a disfrutar del ritmo acelerado de las persecuciones y a evocar la libertad y la aventura de una época. A pesar de sus limitaciones, la película ofrece una dosis de adrenalina y un respiro del cine contemporáneo.

Nota: 7/10