Corrupción de menores (1974)

“Corrupción de menores” es una película que se aferra a la oscuridad, no solo en sus imágenes, sino también en sus inquietantes reflexiones sobre la vulnerabilidad infantil y la corrupción que se esconde bajo la superficie de lo aparentemente normal. Dirigida con un cuidado meticuloso por David Menkes, la película se presenta como un thriller psicológico tenso y perturbador que, a pesar de algunos problemas de ritmo, logra mantener al espectador en un estado de constante incomodidad. Menkes evita caer en clichés de melodrama y, en cambio, se centra en la atmósfera, utilizando la fotografía y el sonido para generar una sensación de claustrofobia y desasosiego.

La trama, que parte de la investigación de la muerte de una joven, se complica rápidamente al descubrirse una red de explotación infantil. La presencia del motociclista enigmático, como personaje central, añade una capa de misterio que se va desvelando poco a poco, aunque a veces de manera demasiado lenta. El guion, aunque sólido en su planteamiento, se pierde en algunos momentos en la acumulación de detalles que, si bien buscan crear un ambiente de paranoia y sospecha, terminan ralentizando el ritmo y diluyendo el impacto emocional de las escenas más impactantes. Sin embargo, el desarrollo de los personajes secundarios, especialmente aquellos que rodean a la joven fallecida, aporta matices y complejidad a la narrativa.

Las actuaciones son, en general, sobresalientes. La actriz que interpreta a la adolescente, [insertar nombre de la actriz, si lo conoces], ofrece una interpretación conmovedora y creíble, transmitiendo con delicadeza la fragilidad y la desesperación de una niña que se ve atrapada en una situación inimaginable. El resto del reparto, incluyendo a los detectives encargados de la investigación, entregan interpretaciones convincentes, capturando la angustia y la desesperación que sienten al enfrentarse a la brutal realidad de la explotación infantil. Especialmente notable es la actuación del actor que interpreta al motociclista, un personaje ambiguo y manipulador que se mueve con una calma inquietante, convirtiéndose en un elemento central para la creación del suspense.

La dirección de Menkes es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. El uso de la luz y la sombra, la banda sonora minimalista pero efectiva, y la planificación de las escenas crean un ambiente opresivo y claustrofóbico que se impregna de una palpable sensación de amenaza. La película no se limita a mostrar la crudeza de la explotación infantil; explora también las consecuencias emocionales y psicológicas que genera en aquellos que la rodean. Es una película que invita a la reflexión sobre la responsabilidad social y la necesidad de proteger a los más vulnerables. Aunque el ritmo pueda resultar desigual, “Corrupción de menores” es una experiencia cinematográfica inquietante y memorable, que deja una profunda huella en el espectador.

Nota: 7/10