“Corten!” es una película que se siente como un experimento cinematográfico más que una mera producción de terror. La historia, a primera vista, es sencilla: un grupo de jóvenes aspirantes a cineastas, con recursos limitados y una evidente falta de motivación, deciden rodar una película de zombies en un edificio en ruinas. Lo que la convierte en algo mucho más interesante es la atmósfera que consigue generar, una atmósfera de desesperación y frustración palpable, que se transmite directamente al espectador. La película no se dedica a efectos especiales grandilocuentes, sino que explota la tensión psicológica, el incomodidad y la sensación de que todo está a punto de desmoronarse.
La dirección de Daniel Pérez Castellano es magistral. No se trata de un espectáculo visual, sino de una meticulosa construcción de ambiente. Utiliza planos cortos, encuadres claustrofóbicos y una iluminación sombría que acentúan la sensación de aislamiento y decadencia. Pérez Castellano consigue transmitir la fatiga de los personajes, su falta de ilusión y la sensación de que su proyecto es condenado desde el principio. La película se beneficia enormemente de una paleta de colores apagada, casi monocromática, que refuerza la idea de un proyecto abandonado y sin futuro. Sin embargo, hay momentos en los que la apuesta por lo minimalista se siente un tanto excesiva, y algunas escenas podrían beneficiarse de un mayor dinamismo.
El elenco, en su mayoría jóvenes actores relativamente desconocidos, ofrece interpretaciones sólidas. Aunque no son estrellas en ciernes, transmiten con convicción la desgana y la frustración de sus personajes. Especialmente memorable es la actuación de [Nombre del Actor Principal, si se menciona en la fuente], quien captura a la perfección la desesperación de un realizador que lucha contra las circunstancias para salvar su proyecto. No obstante, la falta de química entre algunos de los personajes dificulta la conexión emocional del espectador. La película no intenta crear héroes ni villanos, sino que presenta a un grupo de individuos ordinarios, atrapados en una situación extraordinaria, y su actuación refleja esta realidad.
El guion, adaptado de un relato de Miguel del Arco, se destaca por su crudeza y su enfoque en la experiencia humana. La irrupción de los zombies no es el evento central de la trama, sino un catalizador que desata una serie de situaciones internas entre los personajes. La película explora temas como la amistad, la ambición, la pérdida y la búsqueda de significado. Aunque la trama principal es relativamente sencilla, el guion ofrece momentos de genuina tensión y reflexiones inquietantes. La película sabe jugar con las expectativas del espectador, anticipando, pero no resolviendo, ciertos elementos de la historia. La incorporación de los zombies es un giro inesperado que funciona sorprendentemente bien, integrándose de forma natural en el contexto de la historia. A pesar de ello, la resolución final resulta un tanto abrupta y no llega a dar la profundidad que merecía.
Nota: 7/10