Cosa de hombres (2002)

“Cosa de hombres” (Manhattan, 2006) es una comedia mordaz y, a su vez, sorprendentemente sensible, que explora la frustración masculina en el contexto de una sociedad donde las expectativas sobre el éxito y la feminidad se han desdoblado. La película, dirigida con un toque sutil por Walter Salles (“La Ruta”), no se limita a la parodia de las convenciones románticas, sino que profundiza en la incomodidad y el egoísmo inherentes a la masculinidad moderna. Campbell Scott ofrece una interpretación magistral como Richard Foley, un publicista arcaico, un hombre que se cree un genio de la seducción, pero que en realidad se define a sí mismo a través de la manipulación y el cinismo. Su actuación es precisa, llena de matices que revelan tanto su arrogancia como la melancolía oculta bajo esa fachada.

La llegada de Jesse Eisenberg como Billy, el joven y optimista sobrino de Richard, es el catalizador de la transformación del protagonista. Eisenberg, que en ese momento estaba al principio de su carrera, se muestra excepcionalmente convincente como un chico inocente y fascinado por el mundo adulto, un chico que busca desesperadamente la aprobación de su tío. Sin embargo, la dinámica entre Richard y Billy no se reduce a una simple lección de seducción. La película logra capturar el vacío existencial que ambos personajes sienten, la necesidad de conectar de forma genuina y la dificultad de afrontar la vulnerabilidad. La comedia no se basa en chistes fáciles, sino en las pequeñas incongruencias y las conversaciones inesperadas que revelan la distancia emocional entre ellos.

La dirección de Walter Salles aporta un estilo visual particular a la película. Se observa una paleta de colores apagada y una composición de planos que enfatizan la soledad y la introspección de los personajes. La película no intenta crear un melodrama sentimental, sino que utiliza la comedia para exponer la complejidad de las relaciones humanas. La banda sonora, discreta pero efectiva, complementa a la perfección la atmósfera introspectiva de la trama. El guion, coescrito por Salles y Eric Roth, es inteligente y evita caer en estereotipos. Más allá de las situaciones cómicas, la película plantea preguntas relevantes sobre la identidad, el éxito y la búsqueda de la conexión en la era moderna. La comedia funciona no como escape, sino como una lente que nos obliga a confrontar nuestros propios prejuicios y expectativas.

En definitiva, “Cosa de hombres” es una película que invita a la reflexión y que, a pesar de su tono aparentemente ligero, llega a ser profundamente conmovedora. No es una comedia para reír a carcajadas, sino una comedia para pensar. Es un retrato honesto y provocador de una generación que lucha por encontrar su lugar en un mundo en constante cambio.

Nota: 8/10