Cosas que diría con sólo mirarla (2000)

“Cosas que diría con sólo mirarla” es un drama intimista, y a menudo lento, que se instala en los rincones oscuros de la vida de varias mujeres en Los Ángeles. La película no intenta ofrecer grandes explosiones narrativas ni giros argumentales impactantes, sino que se dedica a diseccionar, con delicadeza y precisión, las complejidades de la condición humana, especialmente en relación con el amor, la pérdida y la búsqueda de sentido en medio del caos. La dirección de Marc Meyers es notablemente suave y contemplativa, permitiendo que las emociones fluyan con naturalidad, sin apresurar ni manipular al espectador. Meyers logra crear una atmósfera melancólica y propicia para la reflexión, casi como si nos invitará a ser testigos silenciosos de sus vidas.

El reparto es, en su mayoría, excelente. Laura Dern, en el papel de la doctora, ofrece una interpretación sutil y profundamente conmovedora, transmitiendo la frustración, la soledad y la esperanza de una mujer atrapada en un ciclo de decepciones. Catherine Keener, como la detective, aporta una elegancia amenazante a su personaje, sugiriendo una tristeza profunda y una determinación férrea. Lily Gladstone, en el papel de la madre soltera, se muestra sorprendentemente vulnerable, capturando la inseguridad y la anhelo de conexión de una mujer que intenta reconstruir su vida desde cero. La dinámica entre ella y la nueva vecina, interpretada con encanto por Connie Britton, es uno de los puntos fuertes de la película, construyendo una relación creíble y llena de matices.

El guion, escrito por Carey Kast y Linda del Rey, se centra en la belleza del detalle, mostrando pequeños momentos cotidianos que revelan mucho sobre los personajes y sus vidas. No se evita el drama emocional, pero se presenta de forma realista y honesta, evitando los clichés y las melodramas fáciles. La película aborda temas como el deseo, la enfermedad, la pérdida y la resiliencia con sensibilidad y autenticidad, mostrando la complejidad de las relaciones humanas y las diferentes formas en que las personas afrontan la adversidad. Es cierto que el ritmo pausado podría no ser del gusto de todos, y algunos espectadores podrían encontrarlo un tanto lento. Sin embargo, la película recompensa la paciencia del espectador con su profundidad emocional y su capacidad para conectar con los personajes.

El uso de la fotografía, con sus tonos apagados y sus largos planos, contribuye a la atmósfera melancólica de la película. Los paisajes de Los Ángeles, a menudo desolados y urbanos, sirven como telón de fondo para las vidas de las protagonistas, reflejando su propio estado emocional. La banda sonora, discreta pero efectiva, complementa la narrativa visual y emocional, realzando el impacto de las escenas clave. En definitiva, "Cosas que diría con sólo mirarla" es una película introspectiva y conmovedora, que invita a la reflexión sobre la naturaleza del amor, la pérdida y la búsqueda de la felicidad en medio de la incertidumbre. Es un retrato sincero y delicado de la vida moderna, a menudo marcada por la soledad y el aislamiento.

Nota: 7.5/10