“Cosecha Amarga” es una película que, si bien no llega a ser una obra maestra del cine histórico, sí consigue ser una experiencia conmovedora y, en muchos aspectos, poderosa. Ambientada en el crudo contexto de la Ucrania de 1932, bajo el yugo de la maquinaria de Stalin, la película se centra en la lucha desesperada de Yuri y Natalka por sobrevivir a la terrible Holodomor, una era de inanición deliberada que devastó a la población ucraniana.
La dirección de Dimitri Tišchenko es, en general, sólida y funcional. Evita el melodrama barato, optando por un tono realista, aunque a veces predecible. Tišchenko consigue transmitir la sensación palpable de hambre, desesperación y el miedo omnipresente que impregnaba la vida cotidiana. Se nota la investigación histórica, y la película ofrece una representación, cuanto menos, honesta de las atrocidades cometidas. El uso de la fotografía, con sus tonalidades oscuras y la captura de paisajes áridos y desoladores, contribuye significativamente a la atmósfera opresiva que la película intenta crear. La puesta en escena, en particular la representación de las granjas y las casas campesinas, es realista y detallada, lo que permite al espectador sumergirse en ese período histórico.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Alexander Petrov como Yuri se muestra como un hombre atormentado, dividido entre su amor por Natalka y la necesidad de protegerla. Su interpretación es sutil pero efectiva, mostrando la lucha interna del protagonista con una naturalidad convincente. Olga Tverdovskaya, como Natalka, ofrece una interpretación igualmente poderosa, transmitiendo la fragilidad y la determinación de una mujer que se niega a rendirse ante la adversidad. También es importante destacar el trabajo del actor de reparto, que aporta credibilidad a los personajes secundarios, dando vida a la comunidad ucraniana que sufrió las consecuencias de la política de Stalin.
Sin embargo, el guion presenta algunas fallas. Si bien la trama principal es sólida, algunos diálogos son un tanto artificiales y las motivaciones de algunos personajes no siempre están del todo claras. Además, la película tiende a centrarse demasiado en la tragedia individual, descuidando un poco el contexto político y social más amplio. El desarrollo de ciertos personajes secundarios podría haberse profundizado, aportando una mayor complejidad a la narrativa. A pesar de estas debilidades, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su temática, a sus personajes y a la tensión emocional que genera. La película no ofrece sorpresas, pero sí un relato sincero y agridulce sobre la resistencia humana frente a una opresión brutal. Se podría haber explorado más la ambigüedad moral, al mostrar, quizás, una mínima inclinación hacia las fuerzas represoras, pero esa decisión seguramente hubiera diluido la fuerza de la película.
A pesar de sus defectos, “Cosecha Amarga” es una película valiosa que merece ser vista. Es un recordatorio conmovedor de la devastación causada por la política de Stalin y una historia de amor y resistencia en medio de la desesperación.
Nota: 7/10