Cosecha propia (1998)

“Cosecha propia” es un thriller de crimen con toques de humor negro que, a pesar de no alcanzar la grandeza de algunas obras del género, se erige como una entrega entretenida y sorprendentemente reflexiva. Dirigida con un estilo visual sobrio y preciso por Brandon Cronenberg, hijo del icónico David Cronenberg, la película se distingue inmediatamente por su atmósfera opresiva y su enfoque en los personajes más que en la acción explosiva.

La dirección de Cronenberg es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la cinta. Su tratamiento del espacio, claustrofóbico y repetitivo, es magistral. Las calles de Los Ángeles, las camionetas y los almacenes que recorre Jack (Nicholas Hoult), el protagonista, se convierten en un laberinto, simbolizando la monotonía y la pérdida de control de su vida. La fotografía, con una paleta de colores apagados y contrastes marcados, contribuye a esta sensación de desasosiego. Brandon Cronenberg no se limita a filmar la trama; él la siente, transmitiendo a través de la imagen una angustia contenida que permea la película.

Las actuaciones son sólidas, con Nicholas Hoult ofreciendo una interpretación convincente como Jack, un joven atrapado en una red criminal donde la inocencia se desvanece rápidamente. Joe Cole y Thomasin McKenzie completan el trío principal, aportando matices a un personaje que, inicialmente, podría parecer plano. Sin embargo, la película se centra más en la evolución de Jack, en su confrontación con la realidad de su situación y en su búsqueda de redención, aunque esta última se siente un tanto forzada al final.

El guion, coescrito por Brandon Cronenberg y Ari Marcus Overton, es donde la película tiene sus mayores ambigüedades. Aunque se basa en una premisa sencilla –tres jóvenes que deciden tomar el control de una operación de tráfico de marihuana – la trama se complica rápidamente, introduciendo elementos de conspiración y paranoia. La narrativa no siempre fluye con la mayor claridad, y algunas de las decisiones que toman los personajes parecen ilógicas. Sin embargo, la película consigue generar un suspense inquietante, no tanto por la amenaza física, sino por el sentimiento de que algo terrible está a punto de ocurrir. Es una película que se presta a la interpretación y que invita a reflexionar sobre la moralidad, la responsabilidad y las consecuencias de nuestras acciones. El uso del humor negro, que a veces se siente un poco forzado, sirve para aliviar la tensión, pero también para cuestionar la seriedad con la que se abordan los temas que plantea.

En definitiva, “Cosecha propia” no es una obra maestra, pero es una película interesante y perturbadora que ofrece una visión poco convencional del mundo del narcotráfico. La dirección de Cronenberg, las actuaciones y la atmósfera opresiva contribuyen a una experiencia cinematográfica que permanece en la memoria.

Nota: 7/10