Crank: Alto Voltaje (2009)

“Crank: Alto Voltaje” es, en su esencia, un ejercicio de pura adrenalina cinematográfica. Ryan Craig, el director, no busca la sutileza ni la profundidad psicológica; se lanza directamente al caos y al ritmo frenético que definen la premisa: un exagobernante de la mafia china, al presenciar la muerte de su jefe, le reemplaza el corazón con una batería de alto voltaje, dándole a Chev Chelios (Jason Statham) una oportunidad de supervivencia teñida de un peligro constante. Y ahí reside la principal fortaleza, y a la vez, la mayor debilidad, de la película.

Statham ofrece una interpretación absolutamente convincente. Su Chev es un hombre endurecido por la vida, un tipo pragmático y con un sentido del humor negro que se plasma en cada descarga eléctrica, cada lucha, cada decisión desesperada. No es un héroe tradicional, sino un superviviente implacable, cuya energía y determinación son contagiosas. El actor se entrega por completo al papel, lo que compensa en gran medida la fragilidad del guion. La química entre Statham y Walter Sparrow (Giovanni Ribisi), su implacable perseguidor, es otro punto fuerte. La tensión entre ellos, alimentada por la necesidad de Chev de mantener el ritmo de la descarga, crea momentos de genuina intensidad.

La dirección de Craig es en gran medida efectiva para crear una atmósfera de tensión constante. La película se aferra al "vehículo" – la batería y el ritmo de la descarga – creando secuencias de acción explosivas y visualmente impactantes. Las coreografías de lucha son rápidas, brutales y bien ejecutadas, aprovechando al máximo el entorno urbano y la energía del personaje. Sin embargo, el guion, escrito por Ryan Craig y Mark Swift, es, lamentablemente, bastante predecible y repleto de clichés del género. La trama se complica innecesariamente con elementos de ciencia ficción que no encajan con la premisa original y que terminan por restar valor a la historia. La exploración de temas como la adicción, la moralidad y la identidad es superficial y desaprovechada.

Las localizaciones, principalmente en Los Ángeles, son utilizadas de forma eficiente para amplificar la sensación de caos y peligro. El uso del color, en especial el rojo vibrante de las descargas, refuerza la idea de un personaje consumido por el poder y la necesidad. A pesar de sus fallas, “Crank: Alto Voltaje” es un espectáculo visualmente estimulante que, impulsado por el carisma de Jason Statham y la dirección dinámica de Ryan Craig, logra mantener al espectador enganchado durante toda su duración. Es una película que no busca la inteligencia, sino la pura adrenalina, y en ese aspecto, cumple su cometido con notable éxito. No es cine de oro, pero ofrece un escape rápido y visceral.

Nota: 6.5/10