“Creature” (2023) es una experiencia cinematográfica inquietante y, en cierto modo, frustrante. La película, dirigida por Travis Fine y Ben Ketelsen, se aferra a un concepto central intrigante – el choque entre la fe tribal, la superstición y la comprensión científica – y, aunque logra generar un ambiente palpable de tensión y terror atmosférico, su ejecución final no alcanza el potencial prometido. El resultado es un metraje que, a pesar de sus esfuerzos, se siente a veces como un ejercicio de conceptos más que una historia verdaderamente convincente.
La narrativa se centra en una familia y un grupo de amigos que, en busca de un escape del drama personal, se adentran en el remanso pantanoso de Luisiana. Esta decisión, aparentemente casual, los lleva a confrontar a ‘Lockjaw’, una criatura ancestral reverenciada por los habitantes locales como una deidad benevolente. La dirección de Fine y Ketelsen es, sin duda, uno de los puntos fuertes. Logran crear una atmósfera densa y opresiva desde los primeros minutos, aprovechando al máximo la belleza inquietante del paisaje pantanoso y la oscuridad que lo envuelve. La cinematografía es excelente, empleando planos largos y movimientos de cámara lentos que intensifican la sensación de incomodidad y aislamiento. La banda sonora, con su uso de sonidos orgánicos y melodías inquietantes, contribuye considerablemente a la inmersión del espectador.
Las actuaciones son sólidas, pero no excepcionales. Josh Ruff, como el padre de la familia, ofrece una interpretación contenida y creíble, transmitiendo con eficacia la confusión y el temor del protagonista. El resto del elenco cumple bien, especialmente con Sarah Clarke como la figura matriarcal que alberga secretos sobre la criatura. Sin embargo, la película podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de los personajes, con un mayor énfasis en sus motivaciones individuales y sus relaciones. La profundidad emocional no siempre se materializa, lo que resta fuerza a algunos momentos clave.
En cuanto al guion, es donde la película realmente se desmorona. La premisa es interesante, pero la ejecución se siente a veces vacía y repetitiva. Las convenciones narrativas se utilizan con poca originalidad, y el desarrollo del conflicto se vuelve predecible. La película introduce conceptos interesantes sobre la veneración religiosa y la ciencia, pero no los explora suficientemente. Se limita a presentar un conflicto superficial entre las creencias tradicionales y el conocimiento moderno, sin ofrecer reflexiones profundas o análisis perspicaces. La película se pierde en sus propios detalles y, en el proceso, descuida la construcción de un arco argumental sólido. El ritmo es irregular, alternando entre momentos de tensión sostenida y escenas de diálogo inverosímiles. El final, aunque visualmente impactante, no logra ofrecer una conclusión satisfactoria a la historia ni a las preguntas planteadas.
En definitiva, “Creature” es un filme que promete mucho, pero que no cumple con las expectativas. Su atmósfera inquietante y sus imágenes de vanguardia son indudablemente memorables, pero la falta de profundidad en el guion y el desarrollo de los personajes impiden que la película se eleve a un nivel superior. Es un metraje que vale la pena ver por su valor estético, pero con la conciencia de que su contenido es más sugerente que sustancial.
Nota: 6/10