“Creed. La leyenda de Rocky” es mucho más que un simple reinicio de una saga. Es un homenaje sincero y, a la vez, refrescante al legado de ‘Rocky’, mientras que al mismo tiempo construye una narrativa propia que, sorprendentemente, se integra a la perfección con la original. Michael B. Jordan, como Adonis Johnson, ofrece una interpretación impecable: un personaje con una ambición feroz, un anhelo profundo y una vulnerabilidad que lo hacen tremendamente relatable. Su búsqueda de su identidad y su relación con su padre (interpretado con maestría por Sylvester Stallone), son el corazón palpitante de la película.
Stallone, por su parte, se reinventa como el anciano Rocky Balboa. Ya no es simplemente el underdog, sino un hombre en sus últimos años, lidiando con el peso de su pasado y la inevitable decadencia. Su actuación es sutil pero poderosa, transmitiendo la sabiduría y la experiencia de un campeón que ha visto de todo. La química entre Stallone y Jordan es innegable, fruto de un respeto mutuo y una conexión genuina que se establece a lo largo de la película. No se trata de un duelo de generaciones, sino de un aprendizaje mutuo, de la transmisión de valores y de la aceptación de la diferencia.
La dirección de Ryan Coogler es, sin duda, una de las mayores fortalezas de la película. El ritmo es excelente, alternando momentos de tensión dramática con escenas de boxeo increíblemente realistas y emocionantes. El uso de la música, especialmente la banda sonora, es magistral, evocando de forma inmediata el espíritu de las películas originales de ‘Rocky’ y al mismo tiempo aportando elementos frescos y contemporáneos. Coogler no se limita a imitar el estilo de John G. Mills, sino que lo reinterpreta con una sensibilidad propia, creando un universo visualmente rico y lleno de simbolismo.
El guion, adaptado porclides y Alec Berg, explora con inteligencia temas como el legado familiar, la búsqueda de la identidad, la superación de los traumas y la importancia de la perseverancia. La película no se basa en clichés ni en simplificaciones, sino que presenta un retrato complejo y matizado de la vida de Adonis, mostrando sus fracasos y sus errores, pero también su capacidad para aprender y crecer. La batalla de boxeo, coreografiada con una precisión técnica asombrosa, no es solo un espectáculo deportivo, sino una metáfora visual de la lucha personal de Adonis por encontrar su propio camino.
En definitiva, “Creed. La leyenda de Rocky” es una película imprescindible para los amantes del cine, del boxeo y del drama familiar. Es un homenaje a la leyenda, pero también una historia original y conmovedora que merece ser contada. Una película que, a pesar de su conexión con la saga original, se erige como un triunfo por derecho propio.
Nota: 9/10