Creo que quiero a mi mujer (2007)

“Creo que quiero a mi mujer” (I Think I Love My Wife) es una de esas comedias que, para bien o para mal, se quedan grabadas en la memoria, y no precisamente por su originalidad. Chris Rock, quien a la vez dirige, escribe y protagoniza la película, se atreve a abrazar una premisa poco ortodoxa: un marido aparentemente feliz, que en secreto anhela a otras mujeres, se enfrenta a una vieja conocida que resucita sus deseos más primarios. La película, aunque predecible, funciona como un ejercicio de humor negro con un trasfondo de crítica social sobre la vacuidad del matrimonio y la dificultad de mantener una relación sólida.

La dirección de Rock es notablemente segura. Domina el tono cómico, equilibrando la irreverencia con momentos de tensión y vulnerabilidad. El uso del montaje, reminiscente de la estética de “Alien” –de la que Rock hace alusión de manera sutil y a menudo irónica–, le confiere a la película una atmósfera particular, donde el humor negro se entrelaza con la inquietud y el miedo a perder el control. No se trata de una imitación directa, sino de una clara referencia que añade una capa de comentario sobre la masculinidad, el deseo y la hipocresía. Rock sabe jugar con la tensión, creando situaciones cómicas que también generan un cierto escalofrío, y utiliza el sonido y la música para acentuar el impacto de las escenas más impactantes. La película no es una obra maestra visual, pero la dirección de Rock es lo suficientemente sólida para mantener el interés del espectador.

La actuación de Chris Rock como protagonista, Darryl, es, en general, convincente. Está cómodo en su papel de hombre frustrado y con problemas de pareja, entregando un humor cáustico y a veces despiadado. Sin embargo, la película no ofrece un desarrollo particularmente profundo de su personaje. La relación con su esposa, Nikki (Constance Wu), es presentada de forma rápida, lo que dificulta la conexión emocional con la pareja. Wu, en cambio, ofrece un desempeño más sólido, dotando a Nikki de una fuerza y una independencia que contrastan con la melancolía de Darryl. El reparto secundario, especialmente el personaje interpretado por Tracy Morgan, aporta momentos de alivio cómico, aunque su presencia a veces se siente un poco forzada.

El guion, sin embargo, es donde la película más consistentemente falla. La trama, aunque entretenida, es bastante sencilla y carece de originalidad. Los gags suelen ser predecibles y algunos, particularmente en la segunda mitad, se sienten repetitivos. La exploración de los temas subyacentes –la soledad, la insatisfacción y la dificultad de mantener una relación a largo plazo– se siente superficial y se resuelve con una conclusión un tanto abrupta. La película no profundiza en las causas de la infelicidad de Darryl, limitándose a mostrar sus reacciones y sus deseos. En definitiva, el guion, aunque funciona como motor de la trama, no aporta una riqueza narrativa que justifique la inversión de tiempo.

En resumen, “Creo que quiero a mi mujer” es una comedia con un chispazo de originalidad gracias a su referencia a “Alien” y la presencia carismática de Chris Rock. Ofrece momentos de humor negro y algunas escenas memorables, pero su trama previsible y su exploración superficial de los temas subyacentes la impiden alcanzar su máximo potencial. Es una película divertida, pero que no deja una impresión duradera.

Nota: 6/10