Criadas y señoras (2011)

“Criadas y señoras” (The Help) es un drama periodístico que, a pesar de las controversias que suscitó en su estreno, logra ofrecer una mirada conmovedora y perturbadora a la segregación racial en Estados Unidos durante la década de 1960. La película, dirigida por Tate Taylor, se centra en dos mundos aparentemente inconexos: el de las familias adineradas del sur, donde las mujeres blancas se encargan de la limpieza y el cuidado, y el de las “criadas” negras, a quienes se les niega la dignidad, el respeto y, en muchos casos, la libertad. La película no se conforma con presentar un mero relato de racismo; explora la complejidad moral de una situación en la que el silencio y la complicidad son herramientas cotidianas de opresión.

El guion, adaptado de la novela homónima de Kathryn Stockett, es, en general, sólido. Evita caer en la simplificación y en la melodramatización, presentando los conflictos internos de los personajes con una sensibilidad que se aprecia. Sin embargo, a veces se siente algo apresurado en el desarrollo de algunas tramas secundarias, y la resolución final, aunque satisfactoria, podría haberse profundizado un poco más. Lo mejor del guion reside en el planteamiento de dilemas éticos: ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar para defender tus principios? ¿Es aceptable mentir para ayudar a otros? La película se atreve a no ofrecer respuestas fáciles y a presentar diferentes perspectivas, lo que la convierte en una experiencia más rica y provocadora.

Las actuaciones son, en su gran mayoría, excepcionales. Emma Stone, como Skeeter, transmite una evolución convincente a lo largo de la historia, mostrando su transformación de una joven socialmente torpe a una mujer decidida y comprometida. Viola Davis, en el papel de Aibileen, entrega una actuación magistral, llena de sutileza y fuerza. Su personaje es la columna vertebral de la película, representando la sabiduría acumulada por años de sufrimiento silencioso. Además, Octavia Spencer, como Minny, aporta un toque de humor negro y vitalidad a la narrativa, al mismo tiempo que refleja la resiliencia y la inteligencia de las mujeres afroamericanas.

Tate Taylor dirige con una mano firme, logrando crear una atmósfera auténtica y evocadora de la época. La fotografía, con tonos apagados y escenas de gran belleza, contribuye a la sensación de opresión y a la importancia de los detalles que pueden marcar la diferencia. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, complementa a la perfección la narrativa y amplifica las emociones. Sin embargo, la película no es perfecta: la representación de algunos personajes, especialmente algunos de los blancos, podría haber sido más matizada. No obstante, "Criadas y señoras" es un drama importante que invita a la reflexión sobre la historia de Estados Unidos y sobre el poder de la voz silenciada.

Nota: 8/10