Criados para morir (2017)

“Criados para morir” no es simplemente un documental; es un golpe al sistema, una llamada a la reflexión brutal y un testamento conmovedor a la deshumanización que impulsa la caza furtiva en África. La película, dirigida con una precisión clínica por Joe Murphy-Goodwin, se adentra en el corazón de una industria que, en apariencia, se alimenta del deseo americano de la “trofeo” salvaje, pero que en realidad revela una red de corrupción, impunidad y la destrucción silenciosa de ecosistemas enteros. El film abandona la grandilocuencia y la dramatización excesiva, optando por una narrativa directa y visceral que, aunque a veces sombría, mantiene la atención del espectador de manera implacable.

La película se centra en la vida de Daniel Esterbrook, un ex policía británico que se ha convertido en uno de los principales organizadores de safaris de caza mayor en Botsuana. Esterbrook no es un villano caricaturesco; es un hombre creyente, convencido de que su trabajo es sostenible y que contribuye a la economía local, aunque eso signifique facilitar la muerte de animales magníficos. Su voz, calmada y razonada, actúa como el principal observador del espectador, guiándonos a través de la lógica retorcida que justifica esta actividad. La dirección de Murphy-Goodwin utiliza con maestría la alternancia entre entrevistas con Esterbrook, secuencias documentales de las cacerías, imágenes impactantes de los animales heridos y muertos, y el paisaje africano, creando una experiencia cinematográfica inquietante y profundamente perturbadora. La música, discreta y sugerente, amplifica el sentimiento de incomodidad.

Las actuaciones son excepcionales, principalmente por la credibilidad con la que Esterbrook se presenta, sin disculpas ni justificaciones. Sin embargo, la película no se limita a mostrar su perspectiva. Incorpora las voces de los conservacionistas, las comunidades locales y los ranger de la vida silvestre, que denuncian la corrupción policial, la falta de recursos y la creciente amenaza que representa la caza furtiva. La película logra pintar un cuadro completo y matizado de la situación, mostrando la complejidad de los factores involucrados. Además, se presta especial atención a la vida cotidiana de las personas que viven a la sombra de esta industria, con escenas conmovedoras que revelan el impacto humano de esta práctica.

“Criados para morir” es, en última instancia, una película de denuncia, pero no es una película propagandística. No busca demonizar a los cazadores, sino que invita al espectador a cuestionar sus propios valores, a examinar la moralidad de este negocio y a reconocer la fragilidad de la biodiversidad africana. La película es un llamado a la acción, un recordatorio de que la belleza y la majestuosidad de la naturaleza están en riesgo y que la indiferencia no es una opción. La calidad de la realización técnica es impecable, y la película deja una huella duradera, obligando a reflexionar mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 8.5/10