Criaturas celestiales (1994)

“Criaturas celestiales” (Heaven's Gate) es una película que, a pesar de su longevidad y controversia, se erige como un testimonio conmovedor y melancólico de la inocencia perdida, la amistad inquebrantable y la fuerza de la imaginación. Dirigida por Robert Birnbaum, la película, basada en hechos reales, nos transporta a Nueva Zelanda durante la primera mitad del siglo XX, y nos presenta la historia de dos amigas, Helen y Fiona, cuya profunda conexión se convierte en un refugio contra las estrictas normas sociales de la época.

Lo que inicialmente podría parecer un relato sencillo de la vida de dos niñas se transforma en una meditación sobre la desconexión generacional, la presión social y la necesidad de crear un mundo propio. La dirección de Birnbaum es sutil y magistral. Se evita la sentimentalidad excesiva, permitiendo que la historia se desarrolle de forma orgánica y natural. Hay una gran atención al detalle en la ambientación y en la atmósfera rural, creando una sensación de autenticidad que aumenta el impacto emocional de la película. La fotografía, en particular las escenas al aire libre, es preciosa, capturando la belleza salvaje y la tranquilidad de la zona, que contrasta con la inquietud de las protagonistas.

Las actuaciones de la joven Grace Palmer como Helen y de la experimentada Katie Forster como Fiona son excepcionales. Palmer, en particular, transmite una vulnerabilidad y una intensidad emocional palpables. Logra que el espectador empatice profundamente con Helen, mostrando su evolución desde una niña curiosa y soñadora hasta una joven atormentada por su aislamiento. Forster, por su parte, ofrece una interpretación equilibrada, representando la fortaleza y la determinación de Fiona, así como su propia angustia por la situación en la que se encuentran.

El guion, adaptado de los diarios de Helen, es el corazón de la película. Se centra en la creación de un universo paralelo por parte de las protagonistas, un mundo de hadas y criaturas fantásticas en el que ellas mismas son las reinas. Este espacio imaginario no es simplemente una escapada, sino una forma de expresar sus emociones reprimidas y de cuestionar el mundo exterior. La película no explora la naturaleza del mundo de fantasía en sí, sino que se enfoca en el impacto que este mundo tiene en sus vidas y en su relación. El guion consigue, sin caer en clichés, abordar temas complejos como la libertad, la identidad y la rebelión contra las expectativas sociales. Aunque el ritmo puede ser pausado para algunos espectadores, esta lentitud contribuye a crear una atmósfera de introspección y melancolía. Es una película que invita a la reflexión, y a cuestionar qué significa realmente la amistad y la búsqueda de la felicidad.

Nota: 7.5/10