Crimen a contrarreloj (2019)

“Crimen a contrarreloj” (Time Lapse) no es precisamente una obra maestra del thriller psicológico, pero logra ser un entretenimiento tenso y absorbente que se beneficia de una premisa intrigante y de una ejecución sólida, aunque a veces predecible. La película, dirigida por Anthony Lewis, se basa en la idea de un hombre que recibe una llamada de su sobrina, supuestamente fallecida, lo que desencadena una investigación que pone en peligro sus vidas. La película, como su título sugiere, se centra en la inminencia de cada momento, en la presión constante de un reloj que cuenta hacia atrás.

La historia, narrada principalmente a través de la perspectiva de Samuel (interpretado con gran madurez por Michael Rosenbaum), se construye con deliberada lentitud, creando un ambiente de anticipación palpable. La película no se precipita a revelaciones; se permite el tiempo necesario para que el espectador se involucre en la desconfianza y la paranoia que dominan la vida de Samuel. Sin embargo, es en este ritmo, aunque efectivo, donde podría haber tocado un punto de inflexión más impactante, quizás sacrificando un poco de la tensión por la minuciosidad. La dirección de Lewis logra capturar la atmósfera de inquietud a través de la cinematografía, empleando tomas estáticas y una paleta de colores apagados que reflejan el estado emocional del protagonista y la opresión del entorno.

La actuación de Rosenbaum es, sin duda, el punto fuerte de la película. El actor transmite a la perfección la vulnerabilidad y la desesperación de un hombre que, a pesar de su aparente fortaleza, se encuentra en un punto de quiebre. La química entre Rosenbaum y la joven estrella, Emily Davies, que interpreta a la misteriosa sobrina, es notable, aunque las interpretaciones, en general, son algo convencionales. Davies, particularmente, demuestra una capacidad natural para el suspense, dotando a su personaje de una ambigüedad cautivadora que mantiene al espectador cuestionando sus motivaciones hasta el final. El desarrollo de la relación entre ambos personajes, llena de gestos crípticos y silencios significativos, es el núcleo emocional de la película.

El guion, escrito por Lewis y David Newman, es funcional, pero carece de la profundidad y la complejidad que podrían haber elevado la experiencia. Si bien la trama principal es intrigante, las subtramas y los detalles de la investigación son a veces redundantes y un poco apresurados. Las motivaciones de los antagonistas, aunque presentadas, no se exploran en profundidad, lo que resulta en personajes algo planos y sin un desarrollo significativo. Es probable que, buscando mantener la tensión, se hayan obviado algunos elementos que hubieran enriquecido la historia. Sin embargo, el final, aunque predecible para un thriller de este tipo, ofrece una resolución satisfactoria que cierra cabalmente los interrogantes planteados. La película, en definitiva, es un buen entretenimiento, una mezcla de suspense y misterio con una sólida base para generar inquietud, aunque no sorprenda demasiado.

Nota: 6.5/10