Critters (1986)

“Critters” (1986) es mucho más que una simple comedia de terror con bichos hambrientos; es un ejercicio nostálgico que evoca el espíritu de películas como “Gremlins”, aunque con un toque más ligero y, en ocasiones, sorprendentemente efectivo. La película, dirigida con una eficiencia pragmática por Bob Frankovich, logra construir una atmósfera de creciente inquietud, aunque su ejecución, aunque competente, no alcanza la grandiosidad de sus predecesoras.

El guion, escrito por Steve Bounds y Joel S. Friedman, se basa en una premisa básica pero sólida: una familia americana, los Brown, se ve repentinamente amenazada por una extraña criatura que acaba de aterrizar en su propiedad, dando origen a una invasión de criaturas insectoides, los "critters", con un apetito voraz. La historia no se complica excesivamente, priorizando la acción y el humor, pero se beneficia de momentos de genuina tensión y un trasfondo familiar que, si bien no es particularmente profundo, facilita la conexión del espectador con los personajes. La comedia, aunque presente, se equilibra con un elemento de suspense bien manejado, especialmente en las escenas donde los critters se hacen con la casa y, por ende, con la vida de la familia.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Tim O’Brien, como el padre Brown, aporta una presencia convincente y un humor sutil que contrasta agradablemente con la absurdidad de la situación. Brittany Ashton Ford, interpretando a la hija, Shannon Brown, se muestra capaz de transmitir la inocencia y el terror de una niña ante una amenaza incomprensible. La pareja de cazadores intergalácticos, interpretada por Bill Murray y Carol Kane, es, sin duda, el punto fuerte de la película. Murray, con su habitual timing cómico, y Kane, con una interpretación llena de energía y sarcasmo, aportan al personaje un aire de diversión innegable, reforzando la dinamica que impulsa la trama. Si bien su presencia es un guiño obvio a "Gremlins", su contribución es vital para mantener el ritmo y el espíritu de la película.

La dirección, a pesar de su enfoque en la eficiencia, logra crear momentos visuales impactantes, especialmente en las escenas de persecución y caos. El diseño de los critters, aunque caricaturesco, es efectivo para transmitir su naturaleza agresiva y sus movimientos impredecibles. La banda sonora, con melodías pegadizas y sonidos que intensifican el suspense, contribuye a la atmósfera general de la película. Sin embargo, la película no llega a explorar la profundidad de la amenaza que representan los critters, limitándose a la premisa básica de la invasión y la lucha por la supervivencia. En este sentido, su impacto se mantiene en el terreno del entretenimiento ligero, un producto entretenido pero que no deja un gran legado en la historia del cine.

Nota: 6/10