“Crossroads: Hasta el Final” es una película que, a primera vista, seduce con la promesa de un reencuentro nostálgico entre amigas. Sin embargo, tras la superficie, se revela como una pieza cinematográfica con momentos de brillantez, pero que también lamentablemente se ahoga en una dirección poco inspirada y un guion que, en su exceso de sentimentalismo, pierde parte de su fuerza.
La película se centra en Lucy, Kit y Mimi, tres mujeres que se reencontran después de una década. El viaje que emprenden, guiado por la presencia de Ben, un joven enigmático, promete un resurgimiento de sus lazos, una oportunidad para sanar viejas heridas y afrontar los desafíos de sus vidas individuales. La premisa es atractiva, pero el desarrollo se vuelve predecible y, a veces, demasiado rebuscado. Se intuye el deseo de explorar temas como la autoestima, el perdón y la búsqueda de la identidad, pero el mensaje se transmite de forma poco sutil, a menudo apelando directamente al sentimentalismo del espectador.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Samantha Morton como Lucy entrega una interpretación convincente, capturando la complejidad de una mujer que lucha por superar sus demonios internos. Rebecca Ferguson, en el papel de Kit, consigue transmitir la vulnerabilidad y el deseo de aceptación que caracteriza a su personaje. Pero es la interpretación de Thandie Newton como Mimi la que realmente destaca. Newton logra infundir a su personaje con una energía contagiosa y una profundidad emocional que elevan la narrativa. El atractivo de Ben, interpretado por Timothée Chalamet, no es solo físico; la película busca que el espectador sienta la tensión y la incertidumbre que rodea a su personaje, aunque no siempre consigue conectar la relación con el resto de la trama de manera efectiva.
La dirección de Roger Mitchell es funcional, pero carente de la audacia visual que podría haber elevado la película. Las escenas en el road trip son apropiadas, buscando evocar sensaciones de libertad y aventura, pero la fotografía no aporta nada particularmente original. La banda sonora, aunque efectiva en algunos momentos para generar atmósfera, se utiliza de forma excesiva, ahogando a veces los diálogos y la subtilidad del personaje. El guion, que intenta abordar temas serios con un tono ligero, tiene momentos de brillantez, especialmente en las escenas de flashback que ofrecen un vistazo al pasado de las amigas, pero se ve perjudicado por un desarrollo lento, diálogos forzados y un ritmo irregular. La resolución final, aunque emotiva, resulta un poco simplista y poco creíble, dejando al espectador con una sensación de insatisfacción.
En definitiva, "Crossroads: Hasta el Final" es una película entretenida, con un buen elenco y un tema interesante, pero que no llega a alcanzar su máximo potencial debido a una dirección poco inspirada y un guion que se desvía demasiado hacia el melodrama. Se siente como una oportunidad perdida, un intento de emocionar al espectador a toda costa, sin aportar nada realmente original.
Nota: 6/10