“Cruzando el Límite” no es una película que revolucionará el género de thriller criminal, pero tampoco es un mero ejercicio de clichés. La película, dirigida con una meticulosa atención al detalle por Daniel Silva, logra crear una atmósfera de tensión constante, a pesar de que la trama, en su esencia, se ha visto ya innumerables veces en la pantalla grande. La clave reside en la forma en que se construye la sensación de amenaza y la persistencia del protagonista, Max Lewinsky, interpretado con una gran convicción por Ben Foster, que se ve absorbido por el caso y que su obsesión, por mucho que sea perjudicial, es lo que impulsa la narrativa.
Foster ofrece una actuación sutil y poderosa, transmitiendo la frustración y el desgaste emocional de un hombre que se enfrenta a un oponente que parece desaparecer. No se trata de un héroe con un gran carisma, sino de un hombre atormentado, un hombre que ha perdido su rumbo y que, de alguna manera, se encuentra obligado a continuar una batalla contra un enemigo que le ha marcado profundamente. Se percibe en su mirada, en cada movimiento, una profunda soledad y un resentimiento implícito hacia el pasado. El resto del elenco secundario, aunque menos desarrollado, cumple su cometido, ofreciendo personajes de contorno interesantes sin, sin embargo, destacar significativamente.
El guion, adaptado de la novela homónima de Harlan Coben, no es particularmente original en su estructura. La trama, basada en una serie de giros inesperados y revelaciones progresivas, se apoya en un ritmo pausado que permite la reflexión y el desarrollo de la tensión. Sin embargo, la película se gasta un tiempo innecesario en la presentación de la situación inicial de Max y en la descripción de su vida personal, lo cual, aunque crea un vínculo inicial con el espectador, diluye la intensidad del thriller que se espera. Las piezas del rompecabezas se van encajando de manera lógica, pero el proceso, en ocasiones, se siente un tanto lento y predecible. El manejo del suspense es, en general, efectivo, pero a veces la película recurre a convenciones narrativas demasiado habituales del género.
La dirección, por parte de Daniel Silva, es sólida y funcional. La película se beneficia de un diseño de producción cuidado que evoca la atmósfera gris y sombría de Londres, utilizando la ciudad como un personaje más de la historia. Las escenas de acción, aunque escasas, son coreografiadas con precisión y transmiten una sensación de peligro real. La fotografía, en su mayoría en tonos apagados, refuerza la sensación de claustrofobia y desesperación. Sin embargo, a pesar de los elementos técnicos bien ejecutados, la película carece de una identidad visual propia y se integra en un género ya saturado. El uso de la música, aunque presente, no consigue generar una atmósfera particularmente envolvente. En definitiva, "Cruzando el Límite" es un thriller criminal competente pero sin grandes sorpresas. Un entretenimiento sólido, pero no trascendente.
Nota: 6/10