“Cuando salí de Cuba” es un drama conmovedor y visceral que, aunque no ofrece una visión exhaustiva de la emigración cubana, logra capturar la fragilidad emocional y la complejidad moral de aquellos que, tras décadas de restricción, buscan una nueva vida en Estados Unidos. La película, dirigida con una sensibilidad notable por Michael Short, se centra en Juan Raúl Pérez, interpretado con una intensidad admirable por Leonardo Alonso, un hombre marcado por el tiempo y por las sombras de su pasado. Su regreso a Miami no es simplemente un viaje físico; es un intento desesperado de recuperar lo perdido y confrontar las consecuencias de sus decisiones.
La dirección de Short es particularmente efectiva en la construcción del ambiente. El contraste entre la atmósfera opresiva de la prisión en Cuba y la desorientación y la esperanza inicial de Juan en Miami está magistralmente delineado. La película no romantiza la experiencia de la emigración. Muestra las dificultades prácticas, las falsas expectativas y la desconfianza que se genera entre los recién llegados. El ritmo narrativo es deliberadamente lento, permitiendo que el espectador se sumerja en la introspección de Juan y en el dilema que se enfrenta. No se apresura a resolver el conflicto principal, lo que da como resultado una experiencia cinematográfica mucho más rica y profunda.
La interpretación de Leonardo Alonso es el corazón de la película. Logra transmitir la angustia de un hombre que ha estado privado de su familia durante mucho tiempo, su arrepentimiento y su determinación. Sin embargo, la película también se beneficia de las interpretaciones de las secundarias, especialmente la de Yandra Labrada como Teresa, la hija de Juan. La relación entre padre e hija, a pesar de la distancia y la falta de comunicación, es el eje central de la narrativa, un testimonio silencioso de un amor que persiste a pesar de las circunstancias. Dottie, interpretada por la imponente Julia Reid, añade una capa de complejidad y ambivalencia al personaje, representando una figura de transición y de búsqueda de la libertad, aunque su propio camino sea problemático.
El guion, en gran medida coescrito por Short, se vale de un lenguaje poético y directo. La escena del examen de inmigración es especialmente notable, no por su espectacularidad, sino por su precisión y por la tensión que genera. No se recurre a clichés ni a simplificaciones. La película plantea preguntas difíciles sobre la identidad, el amor, el perdón y la responsabilidad. La decisión de Juan de intentar "matrimonio simulado" con Dottie es moralmente ambigua, lo que obliga al espectador a cuestionar sus propias ideas sobre la justicia y la ética. Es una situación compleja, que no ofrece respuestas fáciles, y que refleja la realidad de muchos inmigrantes que buscan desesperadamente una oportunidad.
En definitiva, “Cuando salí de Cuba” es una película que invita a la reflexión. No pretende ser un documental, sino una exploración íntima del alma de un hombre y de sus decisiones. Es un drama realista, a veces incómodo, pero siempre conmovedor. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar.
Nota: 8/10