Cuando tienes 17 años (2016)

“Cuando tienes 17 años” (When You’re Seventeen) es una película que se aferra a una problemática y delicada temática: la adolescencia, la homosexualidad, el bullying y el impacto de las circunstancias familiares en la formación de la identidad. Dirigida por la veterana Isabelle Merret, la película se centra en Damien, un joven que navega las turbulentas aguas de su adolescencia en un entorno de relativa aparente estabilidad, pero que, como descubrimos progresivamente, está plagado de tensiones latentes. La narrativa, aunque deliberadamente lenta y contemplativa, se sostiene en gran medida gracias a la sólida dirección de Merret, quien sabe capturar la esencia de la inquietud adolescente y la fragilidad emocional de sus personajes. El ritmo pausado permite que la cámara se adentre en los pensamientos y sentimientos de Damien, ofreciendo un retrato íntimo y, a menudo, doloroso de un joven que lucha por encontrar su lugar en el mundo.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. El actor que interpreta a Damien, Baptiste Lecieux, ofrece una interpretación honesta y conmovedora, transmitiendo con matices la confusión, el miedo y la frustración de un joven que se enfrenta a la doble carga de ser diferente y de experimentar el maltrato. Su capacidad para expresar la vulnerabilidad de su personaje es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Además, la interpretación de Mélanie Laurent como la madre de Damien, una mujer dedicada a su profesión y a su hijo, está dotada de una gran humanidad, sin caer en estereotipos maternales. La relación entre ambos es sutilmente retratada, marcada por la preocupación, el amor incondicional y la dificultad de comprender las necesidades del hijo. Aunque el personaje de Tom, interpretado por Grégoire Van Roten, es menos complejo, su papel como catalizador del conflicto es fundamental para el desarrollo de la trama.

El guion, aunque a veces excesivamente lento, es notablemente perspicaz. La película no se limita a narrar la historia de una víctima de bullying. Más bien, explora las raíces del problema: la enfermedad de la madre de Tom, la falta de comprensión y la incapacidad de las personas para aceptar a los demás. La película, sin embargo, no ofrece soluciones fáciles. No hay finales felices ni revelaciones grandiosas. En su lugar, nos presenta una situación compleja y realista, donde las consecuencias del odio y la intolerancia son palpables y duraderas. La película aborda con sensibilidad la lucha de Damien por encontrar su propia voz, su identidad y su lugar en el mundo, demostrando que el camino hacia la aceptación puede ser largo y doloroso. La película, con un tratamiento que evita simplismos, invita a la reflexión sobre la importancia de la empatía, la comprensión y la lucha contra la discriminación. La trama, aunque centrada en la homosexualidad, trasciende la simple etiqueta y se convierte en un estudio sobre la condición humana en su más vulnerable expresión.

Nota: 7/10