Cuatro mujeres y un destino (1994)

“Cuatro mujeres y un destino” no es una obra maestra cinematográfica, pero sí un entretenimiento sólido, un western moderno con un toque de drama femenino que se beneficia, en gran medida, de la presencia carismática de su reparto. La película, con dirección principalmente a cargo de Chandra Morgan, logra construir una atmósfera visualmente atractiva, explotando al máximo los paisajes áridos y los colores cálidos del oeste americano. Existe una cierta belleza en la fotografía, que, aunque no particularmente innovadora, cumple su función de ambientar la historia y realzar el drama de sus personajes. Morgan no se detiene en elaboradas secuencias de acción, sino que se centra en el desarrollo de las relaciones entre las protagonistas, otorgando un protagonismo a cada una de ellas, lo que resulta en una experiencia más personal y conectada.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. El elenco femenino –Charlize Theron como Cody, Rosamund Pike como Anita, Stephanie Turez como Elleen y la igualmente sólida Hannah Gordon como Bonnie – ofrece un juego natural y convincente. Charlize Theron, en particular, se destaca con una interpretación decidida y compleja, Cody es un personaje con defectos y motivaciones claras, lo que la convierte en una heroína redonda. Rosamund Pike aporta la elegancia y el pragmatismo a Anita, mientras que Hannah Gordon logra una tierna vulnerabilidad en el papel de Bonnie. Sin embargo, hay algunos momentos donde el guion no se atreve a profundizar tanto como se podría en las motivaciones de los personajes, lo que genera una ligera sensación de superficialidad. La química entre las cuatro protagonistas es palpable, lo que se traduce en diálogos interesantes y en escenas de tensión genuina.

El guion, aunque entretenido, no logra alcanzar un nivel de sofisticación que se esperaría de un western de este calibre. La trama es predecible en algunos momentos y presenta algunos clichés del género. La historia de un atraco al banco, aunque bien ejecutada, no aporta nada particularmente original. Sin embargo, la película se beneficia de su enfoque en la supervivencia y la búsqueda de un nuevo comienzo por parte de las mujeres, lo que le da un toque de relevancia y empoderamiento. Las relaciones interpersonales, aunque a veces forzadas, son el corazón de la película y ofrecen algunos momentos emotivos y satisfactorios. Es una película que, más que ofrecer giros argumentales impactantes, se centra en el desarrollo de los personajes y en el establecimiento de vínculos afectivos entre ellas. El flashback con el antiguo amante de Cody, interpretado por un James D'Arcy, sirve para dar contexto a la dinámica entre los personajes y a la cuenta pendiente que Cody debe saldar, pero su implementación podría haber sido más sutil.

En definitiva, “Cuatro mujeres y un destino” es un entretenimiento sólido y bien actuado, aunque con un guion que podría haber sido más ambicioso. Se disfruta, sin duda, especialmente por el talento del reparto y por la atmósfera que logra crear. Es un western femenino que, aunque no revolucionario, ofrece una alternativa interesante al género.

Nota: 6.5/10