“Cut Off” (Cortada), la última película de Brian O’Malley, se presenta como un thriller psicológico claustrofóbico, un ejercicio de tensión constante que, si bien no reinventa la rueda del género, sí logra mantener al espectador enganchado con su atmósfera opresiva y su protagonista atormentado. La película, ambientada en una ciudad gris y aparentemente desconectada, se centra en Paul Herzfeld (Adam Driver), un detective forense que se ve arrastrado a una red de terror y desesperación cuando descubre una cápsula misteriosa en el cuerpo de un nuevo cadáver. Esta cápsula, con un nombre y una serie de dígitos que le son familiares, lo convierte en el objetivo de un asesino en serie que parece disfrutar del juego macabro y cruel.
La dirección de O’Malley es notablemente eficaz. Aprovecha al máximo los espacios cerrados, principalmente la casa de Herzfeld y los pasillos laberínticos de su trabajo, creando una sensación constante de encierro y vulnerabilidad. La iluminación, a menudo oscura y tenue, intensifica el tono sombrío y contribuye a la palpabilidad del terror. No se basa en sustos repentinos o gore, sino en la construcción gradual de la paranoia y la amenaza inminente. La fotografía es elegante y estilizada, dando a la película una apariencia casi documental que, paradójicamente, acentúa el efecto perturbador de los hechos.
Adam Driver, como siempre, ofrece una actuación impecable. Su interpretación de Herzfeld es magistral: un hombre roto, marcado por el trauma y la culpa, incapaz de conectar emocionalmente con nadie. La fragilidad y el desgaste de su personaje se transmiten con una sutileza y una autenticidad convincentes. Su mirada, a menudo llena de melancolía y desesperación, comunica más de lo que dice. El resto del reparto, aunque menos desarrollado, cumple su cometido, especialmente la actriz que interpreta a la hija desaparecida, proporcionando un contrapunto emocional al personaje central. Sin embargo, el guion a veces se deja llevar por la oscuridad, ralentizando el ritmo en ocasiones y sacrificando claridad por la atmósfera densa. No todos los giros argumentales resultan totalmente satisfactorios y algunos personajes secundarios, aunque interesantes, se quedan a medias.
A pesar de estas pequeñas inconsistencias, “Cut Off” es una película que te cala hasta los huesos. O’Malley ha logrado plasmar la angustia y el terror de una manera visceral y memorable. La película explora temas como el duelo, la culpa, la pérdida y la fragilidad de la condición humana, planteando preguntas inquietantes sobre la naturaleza del mal y la capacidad destructiva del pasado. Es una historia sobre la desesperación y la búsqueda de redención, que, aunque no aporta soluciones fáciles, sí que te obliga a reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos y la importancia de proteger a nuestros seres queridos. La banda sonora, con sus melodías inquietantes y su uso inteligente del silencio, complementa a la perfección la atmósfera de terror psicológico. En definitiva, "Cut Off" es una experiencia cinematográfica perturbadora y estimulante que, sin duda, recomendaría a los amantes del cine de suspense y thrillers psicológicos.
Nota: 7.5/10