“Dame tus ojos” es un thriller psicológico que, a pesar de su premisa aparentemente sencilla, logra generar una atmósfera de tensión constante y un inquietante cuestionamiento sobre la verdad y la percepción. La película, dirigida por Sam Taylor-Johnson, no se aferra a los clichés del género, sino que se adentra en las profundidades de la psique humana, explorando las fragilidades de la confianza y las consecuencias de las mentiras. La protagonista, Sophie Morton, interpreta a una mujer que, después de un valiente y peligroso procedimiento, está recuperando su visión, una experiencia que le abre una nueva perspectiva del mundo y, lo que es más importante, de su entorno inmediato.
La dirección de Taylor-Johnson es precisa y deliberada. La película se construye lentamente, centrándose en las reacciones de Sophie Morton a su nueva visión. El uso de la luz y la sombra, combinado con la paleta de colores, contribuye a crear una sensación de desorientación y paranoia. La cámara no interfiere, observando silenciosamente los momentos de confrontación y suspenso. El ritmo pausado permite que la tensión se acumule, convirtiendo cada encuentro en un juego de gato y ratón donde la protagonista se cuestiona si lo que ve es real o una invención de su mente. Sin embargo, la película no se toma descansos excesivos; la tensión se mantiene de forma constante, lo que genera un impacto considerable.
La actuación de Sophie Morton es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es magistral, transmite la vulnerabilidad, la incredulidad y la creciente desesperación de su personaje de forma impecable. Logra un equilibrio perfecto entre el miedo y la determinación, haciendo que la audiencia se identifique profundamente con su lucha por descubrir la verdad. El resto del reparto complementa su actuación a la perfección, especialmente Michael Fassbender, quien ofrece una interpretación sutil y perturbadora como el marido de Sophie, un hombre que, al principio, parece ser un amante devoto, pero que poco a poco revela capas más oscuras y complejas. Fassbender no recae en estereotipos; su personaje es más un enigma que un villano, y su actuación es profundamente inquietante.
El guion, coescrito por Taylor-Johnson y John Colgrave, es inteligente y desafiante. Evita explicaciones fáciles y se centra en la ambigüedad y en la interpretación del espectador. Las preguntas que plantea la película sobre la naturaleza de la realidad, la manipulación y el amor no encuentran respuestas definitivas, lo que obliga al público a reflexionar sobre los temas que se abordan. Hay un guion que se permite ser confuso intencionalmente, lo que puede frustrar a algunos espectadores, pero también se recompensa por la posibilidad de interpretar la película de diferentes maneras. La película no ofrece soluciones, sino que plantea dilemas morales que siguen resonando después de los créditos.
En definitiva, "Dame tus ojos" es una experiencia cinematográfica inquietante y provocadora, que desafía al espectador a cuestionar la percepción de la verdad y a explorar las consecuencias de la pérdida de confianza. Es una película que se queda grabada en la mente, invitando a la reflexión y a la interpretación.
Nota: 8/10
