Danger close: la batalla de Long Tan (2019)

“Danger Close: La Batalla de Long Tân” no es un simple relato bélico; es un acto de memoria, una radiante y brutal honra a aquellos jóvenes soldados australianos, y a los que les falló la suerte. La película, dirigida con una precisión fotográfica y un control narrativo excepcionales por Kereen McClain, nos sumerge de lleno en el infierno de Long Tân, no como una batalla épica, sino como una experiencia visceral de pánico, desesperación y, en algunos momentos, de una inesperada camaradería. El director ha logrado, con una notable ausencia de espectacularizaciones, que el espectador sienta el peso de cada decisión, cada cobertura, cada bala perdida.

Lo que destaca de esta película es su enfoque en la humanidad de los personajes. No se trata de héroes idealizados, sino de hombres jóvenes, muchos de ellos noveles en el combate, enfrentándose a un enemigo omnipresente y a una situación tan desoladora que desafía la lógica. Las actuaciones son, sin duda, sobresalientes. Joel Edgerton como el teniente Joe Collins entrega una interpretación sutil y poderosa, capturando la complejidad de un líder que lucha por mantener a su equipo unido bajo el fuego enemigo. Sam Worthington ofrece una performance igualmente convincente, transmitiendo el miedo, la duda y la responsabilidad que conlleva el mando. El resto del elenco secundario también merece un reconocimiento especial, cada uno aportando una capa de profundidad a la narrativa.

El guion, adaptado de las memorias del soldado de la compañía Delta, Major Michael Collins, es excepcionalmente logrado. Evita los clichés bélicos, centrándose en los detalles prácticos de la batalla, en la comunicación tensa entre los soldados, en las decisiones tomadas bajo presión. La película no glorifica la guerra; la muestra como un desastre, donde la estrategia se ve socavada por la confusión y el caos. Lo que sí hace es resaltar el valor de la valentía en medio de la desesperación, la importancia del trabajo en equipo y la fragilidad de la vida. La dirección de fotografía, con sus juegos de luces y sombras, es magistral, creando una atmósfera de opresión y amenaza constante. Se nota el esfuerzo por representar fielmente la realidad de la batalla, con un realismo crudo y sin concesiones.

“Danger Close” se distingue por su honestidad brutal. No intenta emocionarnos con heroísmos grandilocuentes; simplemente nos presenta la verdad, sin embellecimientos, sobre la experiencia de la guerra. Es una película que obliga a reflexionar sobre el coste de la lucha, el impacto devastador del conflicto y la memoria de aquellos que lo vivieron. Es un testimonio importante, un homenaje conmovedor y una pieza fundamental del cine bélico contemporáneo. La película no es fácil de ver, pero su impacto perdura mucho después de que los créditos finales rueden.

Nota: 8.5/10