Dark Angel: Ángel de la muerte (1990)

“Dark Angel: Ángel de la Muerte” (1997) es una película de neo-noir que, a pesar de su ambientación y algunos elementos visuales interesantes, no alcanza la profundidad que promete su premisa. La película se adentra en una trama de conspiración y drogas, con la desaparición de una partida de heroína que desencadena una serie de asesinatos macabros y una atmósfera de paranoia creciente. La historia, aunque inicialmente atractiva, termina siendo un tanto predecible y carente de la sutileza que se espera de este género.

La dirección de Robert Michael Lewis es funcional pero poco inspirada. Logra crear una atmósfera tensa y oscura, aprovechando al máximo las calles húmedas y lluviosas de Houston, pero carece de un estilo propio que la diferencie de otras películas del mismo estilo. El ritmo es desigual, con momentos de tensión sostenida intercalados con escenas que se alargan innecesariamente, lo que afecta a la fluidez de la narración. Sin embargo, se aprecia un intento por parte del director de jugar con la perspectiva y la iluminación, creando planos y sombras que ayudan a enfatizar la sensación de peligro inminente.

El reparto es sólido, liderado por un John Travolta en una actuación reservada pero efectiva como Jack Kane. Travolta, que en ese momento se encontraba en un momento particular de su carrera, aporta una dureza y un cinismo al personaje que le son propios. Su interpretación, aunque no deslumbrante, es la columna vertebral de la película. La química entre Travolta y Peter Stormare, quien interpreta a Laurence Smith, es un punto fuerte. Stormare, por su parte, ofrece una interpretación de un agente del FBI frío y calculador, con un toque de locura que contrasta con el pragmatismo de Kane. La relación entre ambos personajes, llena de tensión y desconfianza, es uno de los aspectos más interesantes de la película.

El guion, escrito por Richard Price y James Oliver Herbert, presenta ideas interesantes pero las ejecuta de forma torpe. La trama, centrada en la desaparición de la droga y las muertes inexplicables, se complica con teorías conspirativas sobre experimentos gubernamentales y sectas religiosas, pero la construcción de estos elementos es confusa y a veces incoherente. Se introduce demasiada información al mismo tiempo, lo que resulta abrumador para el espectador. Además, algunos diálogos son poco naturales y expositivos, lo que resta credibilidad a la historia. La idea de un arma que causa cortes en la frente, aunque original, no se explora en profundidad y termina siendo un recurso demasiado llamativo.

En definitiva, “Dark Angel: Ángel de la Muerte” es una película de suspense con algunos elementos prometedores, pero que se ve empañada por un guion inconsistente y una dirección poco inspirada. Si bien ofrece algunos momentos de tensión y presenta una premisa atractiva, no logra cumplir con las expectativas que plantea. Es un entretenimiento de un solo visionado, nada más.

Nota: 6/10