(Daylight) Pánico en el túnel (1996)

“Pánico en el túnel” (Daylight, 2008) no es precisamente un thriller que redefine el género. Sin embargo, sí es un estudio de personajes claustrofóbico y con un pulso narrativo que, a pesar de su premisa aparentemente sencilla, consigue generar una tensión palpable y una sensación de desesperación convincente. La película, dirigida con mano firme por Martin Duncker, se centra en la ex-directora del Servicio de Emergencia Médica, Kit Matura (Carey Mulligan), quien es la única persona capaz de enfrentarse a una explosión en el túnel Holland, un laberinto subterráneo que conecta Manhattan con el resto del país. La decisión de Duncker de centrarse en la perspectiva de Matura, un personaje complejo y atormentado por su pasado, es fundamental para el éxito de la película.

Carey Mulligan ofrece una interpretación magistral. Su Kit Matura es una mujer marcada por la culpa y la inestabilidad emocional, una superviviente que ha perdido a su hija en un accidente. Mulligan transmite la fragilidad y la determinación de su personaje con una sutileza y una autenticidad que se sienten en cada movimiento, en cada mirada. No es una heroína tradicional, sino una mujer normal en una situación extraordinaria, luchando por controlar sus propios demonios mientras intenta salvar vidas. El resto del reparto, aunque no reciben tanta atención, cumplen su cometido con eficiencia, especialmente el actor que interpreta al jefe de rescate, un hombre pragmático y a menudo frustrado por la ineficacia de los procedimientos. La dinámica entre Matura y el jefe de rescate crea momentos de tensión dramática y de conflicto interno que enriquecen la narrativa.

El guion, aunque no excesivamente complejo, destaca por su capacidad de construir una atmósfera de horror psicológico. El director utiliza con maestría la oscuridad, los espacios confinados y los efectos de sonido para generar una sensación constante de peligro y de vulnerabilidad. No hay explosiones grandiosas ni persecuciones trepidantes; el miedo está presente en la atmósfera y en el comportamiento de los personajes. Lo que hace realmente efectiva a la película es la gradual intensificación de la presión, la sensación de que el tiempo se agota y la duda constante sobre si realmente hay alguien vivo atrapado en la oscuridad. El claustrofobia del túnel se convierte en una metáfora poderosa de las limitaciones de la mente humana y de la lucha contra la culpa y el trauma. La película explora, con deliberación, el impacto psicológico del encierro y la desesperación en una situación de vida o muerte.

A pesar de algunas escenas que podrían haber sido más elaboradas, “Pánico en el túnel” es un thriller psicológico sólido y efectivo que se beneficia enormemente de la interpretación de Mulligan y la dirección cuidadosa de Duncker. Es una película que se queda contigo después de que terminan los créditos, provocando reflexiones sobre la naturaleza humana, el pasado y la búsqueda de la redención. No es una película para emocionar, sino para inquietar y provocar la reflexión.

Nota: 7.5/10