De Gaulle (2020)

“De Gaulle” de Bertrand Bonmarche no es una biografía tradicional. No intenta reconstruir una narrativa lineal de la vida de Charles de Gaulle, sino que, en cambio, se sumerge en un retrato íntimo y claustrofóbico de su encuentro con el colapso de Francia en 1940. La película se centra en una semana crucial, relegando a la figura histórica a un segundo plano, transformándolo en un hombre atormentado por la desilusión, la culpa y el intento desesperado de mantener la integridad de su ser. El director Bonmarche opta por un lenguaje cinematográfico deliberadamente austero, con escenas largas y silenciosas que permiten al espectador interiorizar el peso emocional de la situación. Esta elección, aunque efectiva para evocar la atmósfera de aquel momento, puede resultar frustrante para aquellos que buscan un relato más directo y estructurado.

El núcleo de la película reside en la relación entre Charles y Yvonne de Gaulle. Jeanne Dambrun y Sandrine Bonnaire, en papeles igualmente impresionantes, interpretan un matrimonio al borde del abismo. La desconfianza, la ambivalencia y el resentimiento se filtran en cada mirada, en cada gesto. La película explora la complejidad de su vínculo, mostrando cómo la guerra y la traición política amenazan no solo la seguridad de Francia, sino también la estabilidad de su hogar. La actuación de Bonnaire es particularmente notable: logra transmitir la fragilidad emocional de una mujer atrapada en una situación inaceptable, enfrentando la pérdida de su país y la posible pérdida de su marido. El sutil despliegue de emociones es el corazón de la película, ofreciendo una visión profundamente humana de un líder histórico.

La dirección de Bonmarche es precisa en su construcción visual. Las escenas en el apartamento de la familia se siente opresiva, casi como una jaula. La luz natural, a menudo sombría, intensifica la sensación de encierro y desesperación. La película evita la grandilocuencia, centrándose en los pequeños detalles: la comida fría, el polvo en las mesas, las conversaciones tensas. Estas imágenes, combinadas con la banda sonora minimalista, crean una atmósfera de autenticidad y vulnerabilidad. No obstante, la ausencia de flashbacks y el ritmo pausado podrían alejarse a algunos espectadores. El guion, adaptado de una obra teatral, se centra en el diálogo interior de los personajes más que en la acción exterior. La película, por lo tanto, se convierte en una exploración psicológica de la crisis de identidad de un hombre que lucha por mantener su honor en medio del desastre.

“De Gaulle” no pretende glorificar a la figura del líder, sino mostrarlo como un hombre normal, con sus contradicciones y sus debilidades. Es una película sobre la fragilidad de la humanidad ante la adversidad. Es un retrato conmovedor y ambiguo, que invita a la reflexión sobre el precio de la independencia y la dificultad de mantener la integridad en tiempos de guerra. Aunque su estilo puede no ser para todos, la película logra un impacto emocional considerable y presenta una perspectiva única sobre un capítulo crucial de la historia francesa.

Nota: 7/10