De ladrón a policía (1999)

“De ladrón a policía” es una comedia de acción que, a pesar de sus ambiciones, se queda en un territorio más plano de lo esperado. La premisa, la de un ladrón de diamantes que, tras salir de la cárcel, se infiltra en la policía para recuperar su botín, es inherentemente atractiva. Sin embargo, la película no consigue alcanzar la brillantez que podría haberle dado la idea, ofreciendo un espectáculo visualmente competente pero con un desarrollo argumental a veces predecible y diálogos que, en ocasiones, se desvían hacia lo forzado.

La dirección de Mark Cash es sólida y segura, aprovechando al máximo el tono cómico de la historia. La película está bien montada, con secuencias de acción trepidantes y coreografías que, aunque no son innovadoras, están bien ejecutadas y visualmente estimulantes. Hay momentos en los que la película logra crear tensión, particularmente cuando el personaje de Miles (interpretado por Josh Duhamel) se encuentra en situaciones comprometidas, forzando el ingenio para salir del apuro. El ritmo, en general, es adecuado, manteniendo al espectador enganchado sin caer en la sobrecarga de información o la exposición innecesaria.

Josh Duhamel, como siempre, ofrece una actuación convincente. Su interpretación de Miles es creíble, transmitiendo la ambivalencia del personaje: un criminal experimentado con un pasado oscuro, pero que se ve obligado a reinventarse para recuperar su joya. La química entre Duhamel y Michael Cera, quien interpreta al joven oficial de policía con quien forma una extraña alianza, es uno de los puntos fuertes de la película. Cera aporta un contrapunto cómico y leal que equilibra la actitud cínica y pragmática de Duhamel. El resto del reparto, aunque con papeles secundarios, contribuye con actuaciones sólidas y convincentes.

Sin embargo, la película se enfrenta a problemas en el guion. Si bien la idea central es interesante, la ejecución carece de profundidad. Los personajes, en general, son planos y estereotipados. Las motivaciones de Miles son a veces poco claras, y el desarrollo de su relación con el oficial Cera es un tanto superficial. El humor, aunque presente, a menudo se siente forzado, recurriendo a clichés y situaciones exageradas. Además, la película no explora suficientemente las implicaciones morales de las acciones de Miles, limitándose a presentar el robo y la infiltración como un simple juego. La construcción del mundo policial, aunque con un tratamiento visualmente interesante, no profundiza en las complejidades y desafíos de la profesión, volviéndose una mera excusa para las escenas de acción.

En definitiva, “De ladrón a policía” es un entretenimiento ligero y divertido, perfecto para una noche de cine sin pretensiones. Aunque carece de originalidad y profundidad, ofrece acción, humor y buenas actuaciones. No es una obra maestra, pero sí una película entretenida que probablemente dejará al espectador con una sonrisa en la cara.

Nota: 6/10