De ratones y hombres (1992)

“De ratones y hombres” (Of Mice and Men), la adaptación de 1992 de James Gray de la conmovedora novela de John Steinbeck, es una película que se aferra a la melancolía y al peso de la desesperación con una fidelidad casi dolorosa. La historia, en su esencia, es terriblemente simple: dos hombres, Lennie y George, en la dura realidad de la depresión de los años 30, buscando un camino en un mundo que parece condenarlos desde el principio. Sin embargo, Gray construye una experiencia cinematográfica mucho más rica y compleja de lo que sugiere la premisa.

La dirección de Gray es deliberadamente contenida, optando por una estética visual que refleja la pobreza y el aislamiento de los protagonistas. La fotografía de Christopher Tucker utiliza una paleta de colores desaturados, predominando los grises y los marrones, evocando una atmósfera de derrota. La puesta en escena es minimalista, con interiores rurales que amplifican la sensación de encierro y la precariedad de la existencia. Gray no se anda con rodeos en la presentación de la violencia, que es brutal y abrupta, nunca glorificada, sino mostrada como una consecuencia inevitable de la desesperación. Este enfoque, aunque perturbador, es crucial para transmitir la crudeza del relato.

Las actuaciones son, sencillamente, magistrales. John Malkovich, como Lennie, entrega una interpretación que explora a la perfección el contraste entre la inocencia infantil y la discapacidad mental. Es un personaje atormentado, a menudo vulnerable y confuso, pero capaz de una fuerza primitiva y una compasión inesperada. Gary Sinise, como George, ofrece una interpretación igualmente poderosa, interpretando la carga de la responsabilidad y la tristeza contenida de un hombre que ha visto demasiado. Sin embargo, es la interpretación de Sherilyn Fenn como la esposa de Curley, Candy y sus hijos, una mujer consumida por la amargura y la desesperación, la que realmente roba el protagonismo y añade una capa de complejidad emocional a la narrativa. Su presencia, aunque breve, es un catalizador esencial para el desarrollo del drama.

El guion, adaptado de Steinbeck, es un triunfo. Gray logra capturar la esencia de la novela, manteniendo el diálogo crudo y directo, característico de la época y que establece un tono inmediato de autenticidad. La película no se centra en la acción, sino en el desarrollo psicológico de los personajes y en el análisis de las relaciones humanas. La película plantea preguntas incómodas sobre la amistad, la responsabilidad, la esperanza y la inevitabilidad del fracaso en un mundo despiadado. El final, que se aleja ligeramente del libro, es un recordatorio brutal de que, a veces, el amor y la lealtad no son suficientes para escapar del destino.

La película, a pesar de su dureza, es profundamente conmovedora. Es una historia sobre la condición humana, la lucha por la supervivencia y la búsqueda de significado en un mundo que parece carecer de ellos. “De ratones y hombres” es un clásico moderno, una película que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales se hayan desenrollado.

Nota: 8/10