Deadstream (2022)

“Deadstream” es una propuesta audaz y, en ocasiones, francamente desconcertante, que intenta subvertir las expectativas del género de terror y comedia con un toque de drama existencial. La premisa, una personalidad de internet deslucida, Zee, que se encuentra al borde del colapso y decide intentar recuperar su audiencia transmitiendo en directo desde una casa embrujada, ya de por sí es un gancho interesante. Sin embargo, la película se estira demasiado en su intento de combinar elementos de humor negro con la tensión de un encuentro sobrenatural, logrando un equilibrio precario que, en última instancia, no resulta del todo satisfactorio.

La dirección de Barandina es, sin duda, el punto fuerte de la película. La atmósfera opresiva y claustrofóbica que se crea en la casa es palpable desde los primeros minutos, y las técnicas de cámara, especialmente el uso del zoom y el movimiento de la cámara, añaden una sensación constante de incomodidad y vulnerabilidad. Barandina logra transmitir de manera efectiva el sentimiento de desesperación de Zee, que no es solo una personalidad en declive, sino también una persona emocionalmente frágil y en busca de validación. El trabajo visual es, en general, muy sólido y contribuye significativamente al tono general de la película. Sin embargo, hay algunos momentos donde la dirección se vuelve un tanto excesiva, sobreexagerando los efectos visuales y perdiendo el ritmo narrativo.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Elijah Wood, en el papel de Zee, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo la angustia y la confusión de un hombre que se siente perdido y desesperado por redescubrir su identidad. Aunque el personaje es inherentemente caricaturesco, Wood logra infundirle una humanidad y una vulnerabilidad que lo hacen simpático, incluso cuando las decisiones del personaje son cuestionables. El resto del reparto, aunque con menos tiempo en pantalla, cumple su función con eficiencia. Destaca particularmente la actuación de Emma Myers como la presencia espectral, un personaje que oscila con éxito entre lo aterrador y lo cómico.

El guion es donde la película más consistentemente falla. Si bien la idea inicial es original, la ejecución carece de pulido y la trama se complica innecesariamente. El desarrollo del espíritu vengativo, inicialmente intrigante, se convierte en una sucesión de clichés de terror y diálogos forzados. La película trata de abordar temas como la adicción a las redes sociales, la fama, la identidad y el vacío existencial, pero lo hace de forma superficial y sin profundizar en las implicaciones de estos temas. El humor negro, aunque presente, a menudo se siente forzado y desentonado con la tensión de la historia. En general, el guion es un obstáculo importante para el éxito de la película. La resolución, a pesar de ser abrupta, no deja una sensación de cierre satisfactorio.

A pesar de sus deficiencias, “Deadstream” posee una vitalidad y una audacia que la distinguen del resto de las películas de terror actuales. Su experimentación visual y la actuación de Elijah Wood sugieren que Barandina es un director con un potencial considerable. Sin embargo, la película necesita un guion más sólido y un enfoque más preciso para alcanzar su máximo potencial.

Nota:** 6/10