“Declaración de Emergencia” (DoE) es una película que, en su núcleo, plantea una pregunta perturbadora: ¿Qué haría uno ante la amenaza de la aniquilación global? Dirigida por Doug Liman, la película se centra en el repentino e incontrolable ataque de un ex-farmacéutico, Robert Pollard, que, con la convicción de que la humanidad es incurable, decide poner en marcha un plan macabro para deshacerse de todos los pasajeros de un vuelo transatlántico. Lo que inicialmente se presenta como un thriller psicológico evoluciona rápidamente hacia un espectáculo de terror visceral, aunque no siempre con resultados completamente satisfactorios.
La dirección de Liman se caracteriza por su ritmo frenético, un elemento crucial para mantener la tensión en una situación tan extrema. La película se siente claustrofóbica, intensificando la sensación de peligro inminente. Utiliza el espacio confinado del avión como un escenario perfecto para el drama y el horror, jugando con la perspectiva y la proximidad de los personajes, lo que contribuye a la sensación de que el peligro puede llegar a cualquier momento. Sin embargo, a veces, la dirección se inclina hacia la sobreexplotación, recurriendo a excesivos efectos visuales que, aunque impresionantes, pueden restar realismo a la historia. La paleta de colores, fría y grisácea, refuerza la atmósfera de desesperación, pero en ocasiones podría haber sido más sutil.
El guion, coescrito por Charles Heung y el propio Liman, es donde la película más notablemente falla. Si bien la premisa inicial es intrigante, la ejecución carece de profundidad. Los personajes, en general, son planos y poco desarrollados. Robert Pollard, interpretado magistralmente por Michael Keaton, es un villano convincente en su locura, pero su motivación permanece confusa y carente de matices. La película se centra casi exclusivamente en el caos inmediato, evitando explorar las razones detrás de la radicalización de Pollard, lo que resulta en un tratamiento superficial del tema. Algunos diálogos son torpes y la lógica interna de la trama se resiente en ciertos momentos.
La actuación de Michael Keaton es, sin duda, el punto más fuerte de la película. Su interpretación de Pollard transmite una mezcla escalofriante de rabia, desesperación y convencimiento inquebrantable. La vulnerabilidad que se esconde bajo su exterior perturbado añade una capa de complejidad al personaje. El resto del reparto, compuesto por un elenco diverso de pasajeros, ofrece interpretaciones decentes, aunque no particularmente memorables. De manera especial se destaca la actuación de Jeremy Strong como el agente de seguridad Mark, que aporta una dosis de humanidad en medio del caos.
En definitiva, “Declaración de Emergencia” es un thriller de acción intensa y visualmente impactante, pero que no logra alcanzar su máximo potencial. Su ritmo vertiginoso y la actuación de Michael Keaton son sus mayores virtudes, pero el guion deficiente y la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes le impiden obtener una puntuación más alta. La película ofrece momentos de puro terror y suspense, pero en última instancia, se siente como una experiencia superficial, más centrada en el espectáculo que en la narración.
Nota: 6/10