Demasiado mayor para cuentos de hadas (2022)

“Demasiado mayor para cuentos de hadas” (Too Old to Dream) es una película que, a primera vista, parece un cliché: un adolescente problemático, un torneo de videojuegos, una tía peculiar y una madre enferma. Sin embargo, bajo la superficie de la narración familiar convencional, se revela una historia sorprendentemente sutil y conmovedora sobre el valor del tiempo, las prioridades y la redefinición de la felicidad. La dirección de Mark Waters es delicada y casi siempre evocadora, evitando caer en melodrama fácil y apostando por un ritmo pausado que permite al espectador conectar con las emociones de los personajes. Waters nos presenta una atmósfera particular, a veces onírica, que sirve para subrayar la fragilidad de la vida y la inevitabilidad del cambio.

La película se centra en el personaje de Miles, interpretado con una autenticidad palpable por Charlie Heaton. Heaton logra transmitir la rebeldía, la frustración y la vulnerabilidad de un chico que ha crecido en un ambiente de privilegios y que, de repente, se enfrenta a la realidad de la enfermedad de su madre (Kate Mara, en una actuación discreta pero efectiva) y la necesidad de asumir responsabilidades. Su personaje no es un héroe, es un adolescente imperfecto que lucha por comprender su lugar en el mundo y por encontrar un sentido a su existencia. La evolución de Miles no es un salto repentino, sino un proceso gradual de aprendizaje y maduración que se ve reflejado en la fotografía, que comienza con colores vibrantes y luego se vuelve más apagados y melancólicos a medida que la trama avanza.

El guion, adaptado de la novela de Siobhan Curham, merece especial atención. No se centra en el espectáculo de los videojuegos, sino que utiliza este elemento como catalizador para explorar temas más profundos. La relación entre Miles y su tía, Agatha (Diane Kruger), es el núcleo emocional de la película. Agatha, una mujer excéntrica y a la vez tremendamente cariñosa, representa un contrapunto perfecto a la actitud desafiante de Miles. Su personaje no es simplemente un personaje secundario cómico, sino una figura maternal que, a su manera particular, le ofrece a Miles un mensaje crucial: que la verdadera riqueza reside en el tiempo compartido y en la capacidad de apreciarlo.

La película, aunque a veces un tanto lenta, evita los clichés del género y ofrece una reflexión honesta sobre la familia, la enfermedad y la aceptación. No es una obra maestra del cine, pero sí una película inteligente, sensible y conmovedora que invita a la reflexión. Algunos diálogos son un poco forzados, y el final podría haberse desarrollado con mayor profundidad, pero en general, “Demasiado mayor para cuentos de hadas” es una película que te queda en la memoria por su honestidad y su mensaje optimista, a pesar de la realidad que presenta. Está lejos de ser una simple comedia familiar; es una historia sobre el valor del tiempo y el amor incondicional.

Nota: 7/10