Desde que amanece apetece (2006)

“Desde que amanece apetece” es una comedia española que, en su ejecución, apunta a la originalidad pero en su ejecución final resulta algo desmarcada y, en última instancia, decepcionante. La premisa, una joven inmadura desterrada de su aldea y enviada a la capital para ser “reeducada” por su tío, está cargada de potencial. La historia ofrece una oportunidad excelente para explorar temas como la falta de comunicación familiar, la dificultad de adaptación al cambio y la presión social, pero el guion no explota por completo las posibilidades que ofrece, optando por un humor más torpe que inteligente.

La dirección, a cargo de Raúl Arévalo, es funcional pero carece de un estilo propio que le permita darle verdadero relieve a la historia. Se percibe cierta aprensión en la puesta en escena, como si los responsables tuvieran miedo de romper con la complacencia. Hay momentos visualmente interesantes, sobre todo en las secuencias que muestran la contrastante vida entre el entorno rural y la bulliciosa Madrid, pero la película no se atreve a profundizar en las diferencias culturales o emocionales.

Las actuaciones son generalmente sólidas. Álvaro Odar, como Pelayo, transmite de manera convincente la ingenuidad y la frustración de un joven que se siente perdido y maltratado. Logra que el espectador se identifique con sus dificultades y con su anhelo de ser aceptado. Sin embargo, la interpretación de Pablo Molinero como Lorenzo es donde la película falla más. Su personaje, un empresario decadente y pretencioso, podría haber sido mucho más complejo y ambiguo, pero Molinero lo interpreta con una caricatura tan evidente que termina siendo plano. El resto del elenco secundario, incluyendo a la peculiar Palmira, cumplen su cometido, aunque sus papeles son bastante limitados.

El guion, a pesar de su interesante planteamiento inicial, se rehúsa a ser demasiado ambicioso. Los diálogos a menudo resultan forzados y la trama, aunque llena de situaciones cómicas, carece de una profundidad emocional que le permita conectar con el espectador. Se recurre a chistes fáciles y a estereotipos, sin explorar las raíces del problema o las consecuencias de las acciones de los personajes. La comedia, en general, se basa en la exageración y la burla, pero no consigue generar una verdadera risa contagiosa. La película intenta satirizar la sociedad de consumo y las relaciones familiares disfuncionales, pero lo hace de una manera superficial y poco original. Se pierde en momentos de vergüenza ajena, y la crítica social queda relegada a un segundo plano.

A pesar de sus defectos, “Desde que amanece apetece” ofrece algunos momentos entretenidos y presenta un elenco talentoso. Sin embargo, la película no alcanza a cumplir con el potencial que tenía y se queda como una comedia ligera y olvidable. La falta de profundidad y la apuesta por un humor plano la convierten en una experiencia decepcionante para el espectador que espera algo más.

Nota: 6/10