Desierto Particular (2021)

“Desierto Particular” no es una película para agradar a cualquiera. Es un ejercicio de suspense atmosférico, un estudio lento y deliberadamente perturbador de la soledad, la paranoia y la fragilidad de la identidad. La dirección de Reed Dalton es, sin duda, lo más destacable de la producción. Él consigue construir una tensión palpable desde los primeros minutos, no a través de persecuciones o giros argumentales explosivos, sino a través de la meticulosa composición de planos, el uso del sonido y la iluminación, elementos que te sitúan en el estado mental precario de Daniel, el protagonista, un hombre consumido por la culpa y la desesperación. Dalton sabe jugar con la percepción del espectador, creando un ambiente opresivo donde lo que es real y lo que es producto de la mente de Daniel se difuminan sutilmente, generando una inquietud constante. Hay una estética visual que recuerda, a menudo, a las películas de David Lynch, pero con un enfoque más introspectivo y un tono aún más desolador.

Las actuaciones son sólidas, pero sin caer en exageraciones. Ben Foster, como Daniel, entrega una interpretación magistral. Su rostro, marcado por la fatiga, la duda y la creciente locura, dice más que muchas palabras. Foster logra transmitir una complejidad emocional profunda, mostrando la vulnerabilidad de un hombre que ha perdido todo y que se aferra a una esperanza efímera. El resto del reparto, aunque con papeles limitados, cumple a la perfección. Especialmente notoria es la actuación de Caleb Landry Jones como el misterioso intermediario, un personaje enigmático que añade aún más capas de incertidumbre a la narrativa. No se revela fácilmente, y su presencia siempre se siente como un presagio.

El guion, escrito por Dalton y Patrick Sampler, es lo más delicado de la película. Se basa en la sugerencia y el silencio, evitando explicaciones directas y dejando gran parte de la historia para que la audiencia la interprete. Este enfoque puede resultar frustrante para algunos, pero también lo hace más impactante y memorable. La trama se mueve a un ritmo pausado, explorando temas como la reconstrucción de la identidad, el impacto de la violencia, la responsabilidad y la dificultad de escapar del pasado. No obstante, la falta de concreción a veces se siente como un recurso excesivo, y algunos diálogos podrían haberse pulido para darles mayor peso dramático. La película se enfoca en el viaje interior de Daniel, y la relación con Sara, presentada principalmente a través de fragmentos de mensajes y recuerdos, es más un símbolo de su desorientación que un elemento central de la trama. La ambigüedad persistente, aunque atractiva, puede llevar a la frustración del espectador que busca respuestas definitivas.

En definitiva, “Desierto Particular” es una película exigente que no ofrece respuestas fáciles. Es una experiencia cinematográfica densa y oscura que te dejará pensando durante días después de que acabe la proyección. Si buscas un thriller convencional con un ritmo rápido y giros de trama, esta no es para ti. Pero si estás dispuesto a sumergirte en un mundo de sombras, ambigüedad y personajes complejos, "Desierto Particular" puede ser una de las películas más inquietantes y provocadoras de los últimos tiempos. Es un drama psicológico con un fuerte componente de suspense que, en su mayoría, consigue mantener la tensión y la atmósfera opresiva hasta el final.

Nota: 7/10