Después de mayo (2012)

“Después de mayo” (Après Mai), dirigida por Jean-Luc Godard y Agnès Varda, no es una película que se consume; es una experiencia que se presencia. Más que una narrativa lineal y comprensible, es un fragmento de un momento histórico, una radiografía cruda y a veces desconcertante de la confusión, el desencanto y la búsqueda de sentido que embargó a la juventud europea al final de los años sesenta. La película no ofrece respuestas fáciles ni conclusiones definitivas, sino que invita al espectador a sumergirse en la atmósfera de un tiempo de transiciones violentas y transformaciones sociales.

Godard y Varda, dos pilares del cine de autor, emplean un estilo documental y experimental que está lejos de la estética convencional. El film se compone de pequeños fragmentos, conversaciones dispersas, imágenes inconexas y rupturas abruptas. Esta estructura fragmentada refleja la propia fragmentación de la conciencia juvenil de la época, la sensación de que las ideas establecidas no encajan con la realidad. El uso del color, a menudo desaturado y contrastado, refuerza la sensación de inquietud y desorientación. La fotografía de Sven Nykvist, con sus planos largos y sus composiciones contemplativas, contribuye a crear un ambiente de introspección y melancolía.

Las actuaciones son, en esencia, testimoniales. Drame Laurent, como Gilles, no es un héroe ni un villano, sino un joven perdido en un mar de ideas y expectativas. Su mirada, a menudo vacilante y desconfiada, transmite la angustia y la frustración de una generación que se siente desatendida por el mundo adulto. Marina Vlady, como la mujer de Gilles, ofrece una presencia imponente y melancólica, un personaje que encarna el peso del pasado y la dificultad de encontrar un lugar en el presente. Pero la película no depende únicamente de las actuaciones de los protagonistas principales; todos los personajes que aparecen, desde los estudiantes a la policía, contribuyen a la construcción del relato, ofreciendo perspectivas diversas sobre la situación.

El guion, escrito por Godard y Varda, es deliberadamente ambiguo. La película no busca contar una historia concreta, sino más bien capturar la esencia de un período de cambio. Las conversaciones, aunque a menudo difíciles de seguir, son evocadoras y reveladoras de las ideas que circulaban en la época. El trabajo de Godard y Varda, en este sentido, no es narrativo, sino poético. La película se basa en la sugerencia y la interpretación, dejando espacio para que el espectador proyecte sus propias experiencias y reflexiones sobre la realidad que se presenta. Es una película que recompensa a aquellos que se acercan a ella con una mente abierta y dispuesta a cuestionar las propias convicciones.

En definitiva, "Después de mayo" es una obra maestra del cine político y social. No es una película fácil de ver, pero es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar. Es un documento histórico, un manifiesto político y una reflexión filosófica sobre el significado del cambio y la búsqueda de la identidad. La dirección de Godard y Varda es magistral y el resultado es un testimonio único y conmovedor de un tiempo crucial en la historia de Europa.

Nota: 8.5/10