“Destino de Caballero” (Knighthood) es una comedia de aventuras del director Michael Curtiz, que, a pesar de no alcanzar la gloria que otros títulos de su filmografía merecen, ofrece una experiencia cinematográfica entretenida y, en muchos aspectos, sorprendentemente refinada. La película, ambientada en la Inglaterra medieval del siglo XIV, se centra en la improbable ascensión de William, un joven plebeyo con una habilidad innata para la caballería, a través de una elaborada farsa que involucra una falsificación de identidad y un encuentro con el famoso escritor Chaucer.
La dirección de Curtiz es, como era habitual en su filmografía, notablemente estable y metódica. Evita los excesos visuales y se concentra en la construcción de un ambiente medieval creíble. El vestuario, la escenografía y los detalles de la producción contribuyen a crear una atmósfera auténtica, permitiendo al espectador sumergirse en el mundo de la caballería y los torneos. No obstante, la película evita caer en clichés típicos del género, ofreciendo una mirada fresca y, en algunos momentos, irónica a las convenciones de la época. Curtiz maneja el ritmo con elegancia, equilibrando las escenas de acción con diálogos ingeniosos y momentos de humor que resuenan particularmente bien.
El elenco es, en general, sólido. Sean Connery, en el papel de William, ofrece una interpretación encantadora. Su William es un personaje noble en el fondo, a pesar de sus engaños, y Connery transmite esa nobleza con sutileza y carisma. Hugh Griffith, como Chaucer, es el broche de oro de la película. Su Chaucer es un personaje exótico y excéntrico, interpretado con una exuberancia y un humor palpable que roban los aplausos del público. La química entre Connery y Griffith es excelente, potenciando la comedia y generando momentos memorables. El resto del elenco, incluyendo a Peter Cook y Dudley Moore, contribuye a un ambiente festivo y ligero.
El guion, coescrito por Michael A. Wilson, se basa en una premisa ingeniosa y se desarrolla con un equilibrio entre el humor y la aventura. Si bien la trama es sencilla, el guion explora temas como la ambición, la identidad y la importancia de la honestidad, aunque estos últimos no son tratados con una profundidad excesiva. Las secuencias de torneos son dinámicas y bien coreografiadas, y las improvisaciones de Peter Cook y Dudley Moore, especialmente en el papel de los escuderos Roland y Wat, añaden un toque de locura y diversión a la historia. Sin embargo, en algunos momentos, la trama se vuelve un poco rebuscada y el ritmo se ralentiza ligeramente en las escenas más centradas en Chaucer y la falsificación del árbol genealógico.
En definitiva, “Destino de Caballero” es una comedia de aventuras entretenida, bien hecha y con un reparto excepcional. Aunque no es una obra maestra del género, es un título agradable y divertido que merece la pena ver, especialmente si se aprecia la comedia inteligente y la dirección experta de Michael Curtiz. Es una película que, a pesar de su relativa oscuridad, ofrece un respiro refrescante en el panorama cinematográfico.
Nota: 7/10