Detective Conan 22: El caso Zero (2018)

“Detective Conan 22: El Caso Zero” es una entrega que, si bien cumple con las expectativas habituales de la franquicia, se distingue por un suspense meticulosamente tejido y una atmósfera de intriga que, a mi juicio, elevan la película por encima de la media. El director Shinichi Matsuzaki, con la experiencia que ya acumulaba en sus predecesoras, demuestra una maestría en el manejo del ritmo narrativo, construyendo la tensión lentamente, a través de pequeños detalles y la constante incertidumbre sobre la identidad del verdadero culpable. La elección de la sede de la cumbre, el "Edge of Ocean", como escenario no solo añade un componente visualmente atractivo, con sus amplias playas y vistas al mar, sino que también crea un ambiente perfecto para el suspense y la sensación de aislamiento que son vitales para la trama.

El núcleo de la película reside en la investigación de Conan y Tooru Amuro, un personaje complejo y sutilmente interpretado por Erika Toda. La dinámica entre ambos, un detective obsesionado con la verdad y un hombre que ha ocultado su identidad durante años, genera un juego psicológico interesante. Toda logra transmitir tanto la determinación inquebrantable de Conan como la amargura y el conflicto interno de Amuro, sin caer en estereotipos. La actuación de Toda es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, añadiendo una capa de profundidad al personaje. La actuación de Kento Yamazaki como Kogoro Mouri también es sólida, capturando la confusión y la frustración del detective en su búsqueda por recuperar la memoria.

El guion, escrito por Hiroshi Takashina, se beneficia de la complejidad de la trama, presentando elementos de conspiración, secretos del pasado y la manipulación de la memoria. Si bien algunos giros argumentales pueden sentirse algo predecibles para los fans más veteranos de la franquicia, la película se aferra a la meticulosa construcción del misterio, introduciendo nuevas pistas y sospechosos a medida que avanza la trama. La exploración del pasado de Kogoro Mouri y su relación con la organización 'Zero' es especialmente interesante, aportando una dimensión más oscura y trágica a la historia. Sin embargo, el ritmo a veces se ve frenético en los momentos de exposición, sacrificando un poco del desarrollo de personajes secundarios. La tensión en la escena final es palpable y, a pesar de la solución final, mantiene al espectador enganchado hasta el último segundo.

La dirección artística es impecable, recreando con detalle la lujosa atmósfera de la cumbre y el ambiente sombrío del pasado de los personajes. La banda sonora, como es habitual en la serie, es efectiva y contribuye a la creación del ambiente de suspense. En definitiva, “Detective Conan 22: El Caso Zero” es una película de misterio que, aunque no rompe con las convenciones de la franquicia, ofrece una experiencia de suspense satisfactoria y con elementos que la hacen destacar dentro de la extensa filmografía de la serie. Es una entrega que deleitará a los fans por su ambientación, su trama intrincada y la química entre sus protagonistas.

Nota: 7.5/10