Di que sí (2008)

“Di que Sí” no es la comedia romántica explosiva que su premisa sugiere, sino una meditación curiosa y a veces inquietante sobre la libertad, la responsabilidad y la búsqueda de la felicidad. La película, dirigida por Taika Waititi, utiliza la premisa de un hombre que se reta a sí mismo a decir “sí” a todo como punto de partida para explorar la vulnerabilidad humana y las consecuencias imprevistas de la ausencia de límites.

La dirección de Waititi es, como suele ser habitual en su filmografía, una mezcla de humor pasteloso y momentos de profunda reflexión. El director consigue equilibrar la locura de la situación de Carl (interpretado con una vulnerabilidad sorprendente por Riley Keough) con un toque de melancolía subyacente. La película no se toma a sí misma demasiado en serio, lo que permite al espectador disfrutar de los absurdos momentos con una relativa distancia, sin embargo, al mismo tiempo, se esfuerza por dar profundidad a la evolución emocional del protagonista. La fotografía es vibrante y llena de color, capturando la exuberancia de la vida que Carl abraza, pero también la soledad y el aislamiento que le acompañan.

La actuación de Riley Keough es, sin duda, el corazón de la película. Ella transmite con convicción la transformación de Carl, desde su inicial apatía y desapego hasta su inesperada e incluso peligrosa fascinación por la aventura. La química entre Keough y Sam Ryder, quien interpreta a su pareja, es genuina y aporta una dimensión emocional importante a la historia. Ryder, además, no es simplemente un accesorio de la trama; contribuye con una sólida interpretación que muestra una evolución sutil pero palpable a lo largo de la película. El resto del reparto secundario, con intérpretes como Rose Byrne, añade capas de humor y complejidad a la narrativa.

El guion, escrito principalmente por Waititi y Jared Harris, es donde la película realmente resalta. Si bien la premisa es sencilla, el guion explora temas profundos de forma inteligente. La película plantea preguntas sobre qué significa realmente ser libre, si la búsqueda de la felicidad puede ser una traición a uno mismo, y si la ausencia de límites puede conducir a la autodestrucción. La trama, a pesar de los momentos cómicos, también tiene momentos de tensión real y un final que, aunque algo ambiguo, es satisfactorio. La película evita caer en clichés de la comedia romántica, dando más peso a la exploración interna de los personajes que a la típica trama amorosa.

Sin embargo, la película no está exenta de imperfecciones. Algunas de las secuencias "sí" más absurdas pueden resultar repetitivas y extenderse demasiado. La película se concentra un poco en la acción y en la locura, descuidando la profundización en el dilema moral que plantea. A pesar de estos fallos, “Di que Sí” es una experiencia cinematográfica recomendable que invita a la reflexión y ofrece un entretenimiento inteligente y original.

Nota: 7/10