Diabólicas (1996)

“Diabólicas” (1997), dirigida por Brian De Palma, no es simplemente un thriller de asesinatos, sino una experta disección de la venganza, el poder y las dinámicas de género en un entorno opresivo. La película, que parece tardar un poco en arrancar, se convierte en un frenesí de suspense, tensión y un ejercicio de estilismo visual que define al director. De Palma, con su inconfundible estética, nos ofrece un estudio de personajes con un nivel de oscuridad que va más allá de lo puramente criminal.

El núcleo de la película reside en la resolución de una disputa vengativa entre Mia (Sharon Stone) y Nicole (Bernadette Peters), dos mujeres radicalmente diferentes que, juntas, se unen para castigar a Guy (Glenn Close), el despiadado director de un prestigioso colegio de chicas. La decisión de estas dos mujeres, aunque moralmente discutible, se presenta como un acto desesperado para recuperar su autonomía y libertad, lo que añade una capa de complejidad al análisis. Close, en el papel del villano, ofrece una interpretación brillante, mostrando la fría crueldad y la manipulación calculada de un hombre que cree estar por encima de la ley y la moral.

La dirección de De Palma es, como siempre, una de las mayores fortalezas de la película. Utiliza técnicas de montaje innovadoras, flashbacks intermitentes y un uso magistral de la cámara subjetiva para sumergir al espectador en la confusión y el caos de la trama. La película no se limita a mostrar lo que ocurre, sino que explora la percepción de la verdad, creando un ambiente de incertidumbre constante. La secuencia de la “silla voladora” es icónica, un ejemplo perfecto de la audacia visual de De Palma, que se presta a la interpretación y al debate.

El guion, escrito por Carl Bentley y William Goldman, es sólido, aunque no especialmente original en cuanto a la premisa. La trama, aunque intrincada, se desarrolla con un ritmo pausado en las primeras etapas, permitiendo que el personaje de Guy se presente como un hombre realmente amenazante. El desarrollo posterior, la investigación policial, y las pruebas que emergen, se manejan con buen equilibrio, manteniendo el interés del espectador. Las actuaciones son, en general, muy sólidas, aunque Sharon Stone, a pesar de la intensidad de su personaje, se siente en ocasiones un poco eclipsada por la presencia imponente de Glenn Close. El trabajo de Bernadette Peters, en su papel de amante, es sutil pero efectivo, aportando un contrapunto emocional a la atmósfera general.

En definitiva, "Diabólicas" es una película que, a pesar de algunos momentos de ralentización y un guion que, en su fondo, no alcanza la originalidad total, se erige como un thriller psicológico complejo y visualmente deslumbrante. La ambigüedad moral, la exploración de la venganza y la dirección magistral de Brian De Palma la convierten en una experiencia cinematográfica que perdura en la memoria. Es una obra que, más allá de los asesinatos, invita a reflexionar sobre el poder, el control y las consecuencias de la ambición.

Nota: 7.5/10