Diez negritos (1945)

“Diez negritos” es una película que, a pesar de herederar un clásico literario inigualable, no alcanza la perfección que su origen promete. La adaptación de la novela de Agatha Christie, dirigida por Leigh Yawitz, se presenta como un thriller psicológico que, aunque entretenido, carece de la tensión y el ritmo magistral que caracterizaron la obra original. La película se centra en el misterioso Dr. Ashworth, un hombre enigmático que invita a diez individuos a su remota mansión en una isla, con la promesa de una diversión selecta. Al despertar, descubren que Ashworth ha desaparecido y encuentran una cinta grabada que documenta el asesinato de uno de ellos. Desde ese momento, la paranoia y los secretos empiezan a aflorar, convirtiendo a los invitados en posibles sospechosos.

La dirección de Yawitz se centra en la creación de una atmósfera opresiva, utilizando la locación, una mansión aislada con vistas al mar, para amplificar la sensación de encierro y vulnerabilidad. Sin embargo, esta atmósfera, aunque efectiva en ocasiones, se ve a veces frustrada por un ritmo deliberadamente lento y, a veces, excesivamente pausado. El director parece querer imitar la lentitud de la novela, pero al hacerlo, sacrifica la inmediatez dramática que es crucial para un thriller. La banda sonora, aunque discreta, se alterna entre melodías inquietantes y sonidos ambientales que contribuyen a la sensación de malestar, aunque a veces se siente un poco forzada.

Las actuaciones son, en general, sólidas. James D'Arcy como el Dr. Ashworth transmite una mezcla inquietante de encanto y peligro, aunque su personaje no llega a profundizar lo suficiente como para justificar sus motivaciones. El elenco de secundarios, compuesto por rostros reconocidos como Ben Kingsley, Geraldine James, y Alfred Molina, ofrece interpretaciones competentes, aunque ninguno logra destacar por encima del resto. Particularmente interesante es el desempeño de Toby Jones, quien interpreta a un invitado en particular con una profunda complejidad psicológica. Es en estos pequeños detalles donde la película roza la excelencia, aunque no siempre logra alcanzarla de manera consistente.

El guion, sin embargo, es donde la adaptación más sufrirá. Si bien se intenta conservar la esencia del libro, muchas de las subtramas y los matices de los personajes se reducen drásticamente. El proceso de deducción y la evolución del misterio se simplifican, lo que resulta en una experiencia menos satisfactoria para aquellos familiarizados con la novela. La película se centra más en la presentación de los sospechosos y en la revelación de pistas que en el desarrollo del caso en sí. Además, algunos giros argumentales, predecibles para el espectador, son presentados de forma poco convincente, socavando la tensión y el suspense que la película anhela generar. El final, aunque satisfactorio en términos de resolución, no tiene el impacto emocional que podría haber tenido, dado el desarrollo de los personajes y las relaciones que se establecen a lo largo de la trama.

A pesar de sus fallas, "Diez Negritos" es una adaptación digna de ver para aquellos que disfrutan de los thrillers de misterio. Ofrece un entretenimiento decente, pero no alcanza el esplendor de la obra original, que sigue siendo, sin duda, una de las mejores novelas de Agatha Christie. Es una película que, en última instancia, se siente como un eco sordo de un clásico, y no como una recreación vibrante.

Nota: 6/10