Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora? (2019)

“Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora?” es un retrato familiar, un torbellino de emociones y resentimientos, que se presenta con una frescura y un humor sutil, aunque a veces un tanto exagerado. La película, dirigida por Christian Dargent, no intenta reinventar la rueda del drama familiar, sino que se alimenta de clichés conocidos, pero los trata con una naturalidad que, paradójicamente, los hace sorprendentemente efectivos. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento agradable, que invita a la reflexión sobre las dinámicas familiares y la dificultad de mantener la armonía cuando las expectativas chocan y las individualidades se resisten a ser silenciadas.

La película se centra en la pareja Claude y Marie, interpretados magistralmente por Jean-Pierre Lorain y Isabelle Toucas. Lorain, en particular, ofrece una actuación notable, dando vida a un Claude a la vez exasperado y comprensivo, atrapado en un conflicto que él mismo ha contribuido a crear. Toucas, como siempre, aporta una elegancia y una ternura que contrarrestan, en parte, la frustración de su personaje. La química entre ambos es palpable y fundamental para el desarrollo del conflicto, que se centra principalmente en la decisión de los cuatro yernos de trasladarse a un país extranjero. El director logra transmitir con detalle el desasosiego de Claude y Marie, no solo por su deseo de mantener a la familia unida, sino también por el temor a perder el control y a que su vida se perciba como obsoleta.

La llegada de la familia Koffi, encabezada por el carismático Patrice Lumbala, aporta un elemento de contraste interesante. La boda de la hija de Marie, una celebración que debería ser un momento de alegría familiar, se convierte en el catalizador de una serie de tensiones latentes. La actuación de Lumbala es vibrante, aportando una vitalidad y un sentido del humor que ofrecen un contrapunto refrescante a la melancolía de la situación principal. Sin embargo, el guion, escrito por Dargent y Pierre-Éric Beauchard, a veces se adentra en territorios un tanto previsibles. Algunos diálogos son demasiado explicativos, despojando a los personajes de su complejidad y reduciéndolos a arquetipos. No obstante, el ritmo general es fluido, manteniendo el interés del espectador gracias a las situaciones cómicas y emocionales que se desarrollan a lo largo de la trama.

Visualmente, la película no destaca por una estética particularmente innovadora, pero la dirección de fotografía es funcional, creando una atmósfera intimista y realista que contribuye a la credibilidad de las escenas. La banda sonora, discreta, acompaña adecuadamente la evolución de la trama, acentuando los momentos de tensión y, ocasionalmente, la comedia. "Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora?” no pretende revolucionar el género, pero cumple su cometido como una comedia familiar entretenida y, a veces, conmovedora, que explora las complejidades de las relaciones familiares bajo una óptica humana y realista.

Nota: 7/10