Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad (2018)

(EN) · Drama · 1h 45m

Póster de Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad
Media
6.6 /10

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La película Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad está disponible para ver online a través de las plataformas de streaming: Amazon Prime Video, Filmin, Acontra Plus. Consulta a continuación dónde puedes verla directamente.

Sinopsis

Después de que su iglesia termine pasto de las llamas de un incendio, un pastor religioso pide asesoramiento legal a su hermano, un abogado ateo de la gran ciudad con quien hací­a mucho que no se relacionaba.

Ficha técnica

Título original

God's Not Dead: A Light in Darkness


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Jim Ameduri, David A.R. White, Elizabeth Hatcher-Travis


Reparto principal de Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Andrés Ibáñez
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.0/10)

“Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad” es mucho más que una película religiosa; es un descenso a la oscuridad de la fe, la memoria y la culpa. James Gray, a su manera particular, nos entrega una obra introspectiva y atormentada que, aunque no sea fácil de digerir, es innegablemente impactante y valiosa. La película se centra en la relación tensa y conflictiva entre Caleb Faulkner (Andrew Garfield), un pastor desmoronado por un trágico error del pasado, y su hermano menor, Joe (Lucas Hedges), un abogado pragmático y cínico que ha evitado por completo el tema de la fe desde la muerte de sus padres. Este encuentro forzado, impulsado por una devastadora tragedia, sirve como catalizador para una exploración profunda de sus heridas emocionales y la difícil confrontación con el legado familiar.

Andrew Garfield ofrece una actuación magistral. Logra transmitir la desesperación, la culpa y la inestabilidad emocional de Caleb con una sutileza asombrosa. Su interpretación es visceral, no recurriendo a la teatralidad, sino a una vulnerabilidad genuina que se siente constantemente. Lucas Hedges, por su parte, complementa a Garfield a la perfección. Su Joe es un personaje frío y reservado, pero se revela gradualmente como un hombre atormentado por el recuerdo de su infancia y por la incapacidad de comprender al hermano que siempre ha admirado. La dinámica entre ambos, la tensión contenida, la incomunicación y, finalmente, la necesidad de conexión, es el corazón palpitante de la película. No se trata de una disputa teológica, sino de una pelea interior, de intentar reconstruir una relación rota y encontrar algún tipo de redención.

La dirección de James Gray es, como siempre, meticulosa y estilizada. Utiliza un blanco y negro que intensifica la sensación de opresión y melancolía, reflejando el estado emocional de los personajes. La fotografía, aunque no es particularmente innovadora, es elegante y contribuye significativamente a la atmósfera general. La banda sonora, que abarca desde música clásica hasta baladas pop, funciona sorprendentemente bien, enfatizando los momentos de introspección y la fragilidad de los personajes. El ritmo de la película es deliberadamente lento, casi meditativo, lo que puede resultar frustrante para algunos espectadores. Sin embargo, permite al espectador sumergirse en la atmósfera y entender la complejidad de las emociones en juego. La película no ofrece respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas sobre la fe, la responsabilidad, el perdón y el peso del pasado.

Quizás el punto más fuerte de la película es su guion, que se centra menos en el debate religioso y más en la representación de los efectos emocionales de la tragedia. La trama se desarrolla principalmente en dos ubicaciones contrastantes: el pequeño pueblo rural donde reside Caleb y el vibrante y desconcertante entorno de Nueva York. Este contraste visual y emocional acentúa la sensación de aislamiento y la búsqueda de redención de los protagonistas. La película explora la idea de que la fe, en su forma más auténtica, no reside en la doctrina, sino en la capacidad de perdonar a uno mismo y a los demás, incluso cuando la culpa es abrumadora. Es una reflexión sobre la naturaleza humana, imperfecta y vulnerable, y sobre la dificultad de escapar del pasado. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien la profundidad emocional y la dirección artística, "Dios no está muerto: Una luz en la oscuridad" es una experiencia cinematográfica inolvidable.

Nota: 8/10

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