Disorganized Crime (1989)

“Disorganized Crime” es, en esencia, una película de los 90 que parece haber sido concebida como un ejercicio de exageración absoluta. No es una obra maestra cinematográfica, por supuesto, pero sí una experiencia entretenida, aunque ligeramente desconcertante, que aprovecha al máximo el talento de sus protagonistas y la química entre Lou Diamond Phillips y Fred Gwynne. La premisa, un grupo de criminales profesionales que se enfrentan a un par de agentes de policía terriblemente ineptos, es tan absurda que prácticamente se auto-justifica. La película no intenta ser realista; va directamente por la carretera del humor burdo y los diálogos exagerados, y en ese terreno, logra un nivel de éxito considerable.

La dirección de William Asher es funcional pero no particularmente creativa. Se limita a seguir el ritmo del guion, permitiendo que la comedia fluya sin demasiados artifícios. No se preocupa por la profundidad o la complejidad narrativa; el objetivo es claro: proporcionar un flujo constante de situaciones cómicas y enfrentamientos frenéticos. Si bien la película nunca llega a ser visualmente impresionante, se beneficia de un rodaje ágil y de la buena utilización del espacio, aprovechando los escenarios urbanos para las persecuciones y los tiroteos. La acción, a pesar de su naturaleza exagerada, se presenta de manera dinámica y se mantiene interesante a lo largo de su duración.

La actuación de Lou Diamond Phillips es solera. Cintra Phillips, interpretando al policía "Rocco", aporta una seriedad creíble a un personaje que, en esencia, es la antítesis del comportamiento criminal de los personajes principales. Sin embargo, el verdadero pilar cómico de la película es Fred Gwynne como el líder del grupo criminal, "Mr. Dapper". Gwynne no solo domina el papel con su peculiaridad y su caracterización, sino que también aporta una vulnerabilidad inesperada al personaje. La interacción entre ambos actores es, sin duda, el punto fuerte de la película. El resto del elenco secundario, aunque menos destacado, cumple su función con eficiencia y se integra en el tono general de la obra.

El guion, como se anticipó, es el punto más débil de la película. Los diálogos son frecuentes, directos y, en ocasiones, ridículos. Las situaciones se construyen sobre la base de la ingenuidad y la mala suerte, y se recurre a estereotipos de personajes bastante predecibles. Sin embargo, la película se beneficia de su absoluta ausencia de pretensiones. No busca ser inteligente o profunda; simplemente busca entretener. La comedia, aunque a veces excesiva, funciona de manera efectiva y logra generar momentos de risa genuina. La película, en definitiva, es un producto de su tiempo, una comedia de acción ligera y divertida que, a pesar de sus deficiencias, ofrece un entretenimiento decente.

Nota: 6/10