Distrito apache: El Bronx (1981)

“Distrito Apache: El Bronx” (1979) no es simplemente una película de acción o de drama policial; es una fotografía cruda y visceral de una época, de un lugar y de una realidad que a menudo se ignoraba. Paul Schrader, tras su innovadora experiencia con “Taxi Driver”, nos entrega una obra ambiciosa que se resiste a ser simplemente entretenida, prefiriendo ahondar en la desesperación y la violencia que carcomen el corazón de South Bronx.

La dirección de Walter Hill, conocido por su maestría en el cine de acción, se mantiene firme en un enfoque que, sorprendentemente, se centra menos en las secuencias de persecución y más en la creación de una atmósfera densa y claustrofóbica. El Bronx de 1979 no es un lugar amable. Las calles son laberínticas y oscuras, el clima es opresivo, y la amenaza de la violencia está omnipresente. Hill, junto con la operadora de cámara, no utiliza el movimiento excesivo o la edición frenética, sino que se permite un ritmo pausado, permitiendo que la cámara se quede atenta a los detalles, a los rostros marcados por la pobreza y la frustración. La luz y la sombra juegan un papel fundamental, realzando la sensación de desolación y peligro.

La película se centra en Murphy, interpretado con una intensidad magnética por Robert De Niro. De Niro ofrece una actuación que va más allá de la mera caracterización; es una representación del cinismo, del rechazo y del resentimiento. Murphy es un policía canalla, un agente corrupto que usa su posición para justificar sus actos y para vivir sin restricciones. No es un héroe. Es un individuo desgastado por la vida, que se encuentra en un constante conflicto entre sus instintos y sus obligaciones. Su relación con el joven y entrañable Benny (John Cazale) añade una capa de complejidad a su personaje, revelando un lado vulnerable que contrasta con su fachada de dureza.

El guion, también de Schrader, es un elemento clave de la película. No se basa en clichés del género policial. Explora temas como la pobreza, la corrupción, la desigualdad social y la búsqueda de la redención. La historia es relativamente sencilla: una banda de adolescentes se dedica al robo de coches, y Murphy se ve envuelto en una investigación que lo pone en conflicto con sus propios principios. Sin embargo, la película se distingue por su tratamiento de los personajes, por su visión realista y por su capacidad para generar empatía hacia aquellos que se encuentran al margen de la ley. La voz en off de Murphy, que se suma al relato, proporciona una reflexión introspectiva y a veces amarga sobre la vida, la justicia y la moralidad.

“Distrito Apache: El Bronx” no es una película fácil de ver. Es dura, incómoda y a veces brutal. Pero es una película esencial que ofrece una mirada honesta y sin adornos a una realidad poco representada en el cine de su época. La película ha resistido el paso del tiempo por su autenticidad, su fuerza narrativa y su capacidad para provocar una reflexión profunda sobre la condición humana. Es un clásico del cine de acción con una dimensión social y psicológica que la convierte en una obra maestra.

Nota: 8.5/10